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Desgarrador testimonio de madre del niño que murió por una granada en Socio Vivienda
El menor manipuló el explosivo sin conocer su peligrosidad. Lo lanzó al suelo y, en ese instante, detonó. Su vecina también falleció
“Salimos de casa porque una vecina se sintió mal de salud. En el camino, nos encontramos con otra vecina y nos detuvimos a conversar. En ese momento, mi hijo encontró una granada en el suelo y la tomó. Todo ocurrió tan rápido. Solo sentí el estruendo de la explosión y, cuando miré, vi a mi hijo en el suelo”, relató la madre de un niño, de apenas 8 años, que murió la tarde del domingo tras la detonación del artefacto explosivo.
La tragedia ocurrió en Socio Vivienda 2, el mismo lugar donde el pasado 6 de marzo fueron asesinadas 22 personas y seis más resultaron heridas. En el estallido también falleció Gisella Medina, de 24 años, la vecina con quien la madre del menor conversaba en ese momento.
Con la voz entrecortada y el cuerpo marcado por la desgracia que le arrebató a su único hijo, la madre explicó que, tras recoger la granada, su vástago se la entregó a la vecina, quien le quitó el seguro sin saber el peligro que representaba. Luego ella se la devolvió al niño, quien la lanzó al suelo.
“Mi hijo, en su inocencia, no sabía lo que estaba manipulando. Recuerdo que primero la sostuvo en sus manos, luego la lanzó hacia arriba y finalmente con fuerza al piso. La explosión le arrancó la mano derecha y le destrozó la cabeza. Murió de inmediato, mientras que la vecina y yo fuimos trasladadas a un hospital. Ella falleció a las cuatro de la madrugada”, contó entre lágrimas la mamá del menor.

El niño había terminado su año escolar hacía menos de un mes y se preparaba para cursar quinto de primaria. Soñaba con ser boxeador o policía. Su familia llevaba 12 años viviendo en esta zona de Guayaquil, una de las más violentas de la urbe.
Por su parte, Gisella había regresado a vivir a este sector apenas dos días antes de la tragedia.
Tras la masacre ocurrida en marzo, se había mudado al suburbio porteño por miedo, pero decidió volver. Tanto ella como el menor fallecido residían cerca del lugar donde se registró la explosión, justo en el exterior de una casa esquinera donde aún se observaban rastros del estallido.
Balacera
Horas después de esta tragedia que ha dejado a dos familias sumidas en el dolor, se registró una balacera, cerca de las 03:00, lo que mantiene aterrorizados a los habitantes. Según testigos, sujetos en motocicleta llegaron al lugar y dispararon durante más de una hora.
Vecinos del niño comentaron que la granada llevaba varios días abandonada en el sitio, pero nadie se atrevió a tocarla, pues pensaban que era un objeto inofensivo.
Una calamidad más
Hasta ayer, los familiares del niño apenas habían logrado reunir parte del dinero para comprar el féretro donde reposan sus restos. Por eso, aún no contaban con los recursos necesarios para adquirir la bóveda, lo que aumentaba su angustia.
Otro factor que perturba a esta familia guayaquileña es la situación de la abuela del menor, quien padece una discapacidad relacionada con la audición y el habla. “Mi madre trata de darme consuelo. Con señas y abrazos me da fuerzas, pero el dolor que siento es insuperable. El padre de mi hijo está en Esmeraldas”, dijo la madre del niño.
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