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Los familiares esperan afuera del hospital con la esperanza de que sus parientes estén mejor de salud.ANGELO CHAMBA

¡Se desesperan por la situación de sus parientes contagiados!

El Hospital de Calderón, en el norte de la capital, recibe decenas de pacientes diarios con síntomas del coronavirus.

El esposo y la hija de Lupita Acosta tienen coronavirus y se encuentran graves de salud. La mañana de este 1 de julio del 2020, la mujer fue al Hospital Docente de Calderón, en el norte de Quito para conocer el estado de salud de su pareja. Cuando llegó, la mujer se percató que no era la única. Decenas de familias esperaban afuera de la casa de salud para saber alguna información de sus parientes.

Algunos esperan dentro de los vehículos mientras que otros se acercaron a la puerta. Ellos gritaban a los trabajadores de la institución para que les den algún dato. Lupita se acercó a un guardia para preguntarle sobre su esposo y el uniformado revisó una libreta donde había una larga lista de nombres. “Tiene que esperar”, le indicó.

La señora se angustió más de lo que estaba porque también tenía que ir al sur de Quito, hasta la Maternidad Luz Elena Arismendi, donde está recuperándose su hija. Según el relato de Lupita, la joven y su padre se pusieron mal de salud la mañana del pasado domingo. Tenían dolor de cabeza y fiebre. Les dolía todo el cuerpo.

Ambos fueron ingresados al hospital para estabilizarlos. La mujer fue atendida primero porque estaba embarazada, sin embargo, los médicos se percataron que el corazón del bebe ya no latía e intervinieron quirúrgicamente para extraerlo. La joven tenía seis meses de gestación.

Los médicos les hicieron una prueba rápida para detectar coronavirus y los resultados del padre e hija salieron positivo.

El personal de salud recomendó a Lupita que llevara a su hija a otro centro hospitalario porque su estado podría empeorar y ya no tenían camas disponibles. Así que fue trasladada hasta la Maternidad Luz Elena Arismendi. Esta era una de las pocas instituciones que todavía tenían camas disponibles, hasta finales de junio.

En la actualidad, las 255 camas de cuidados intensivos de todas las unidades del Ministerio de Salud, en la capital, están ocupadas al igual que las camas de hospitalización.

Teresa llegó al hospital caminando porque dijo que tiene miedo de contagiarse en los buses.ANGELO CHAMBA

A cinco pasos de Lupita se encontraba Teresa Gaona. Sola y desesperada. Con la esperanza de que su esposo se recupere. El hombre fue ingresado la mañana del viernes de la anterior semana porque no podía respirar. Estuvo todo el día en unas carpas donde se atiende a pacientes con síntomas respiratorios. A las 23:00 lo llevaron al hospital.

Hasta la mañana de hoy, Teresa no supo si su pareja estaba contagiada con coronavirus. Lo único que le dijo el doctor es que está estable y con tanque de oxígeno. Ella levantó su mirada al cielo y juntó sus manos. Lloró por un momento y elevó una oración pidiendo que su esposo se recupere. El hombre es el sostén del hogar y es mecánico.

A pesar de que el Hospital Docente de Calderón no es un centro donde se atiende exclusivamente a pacientes con COVID-19, personas con síntomas respiratorios aguardan en las afueras del lugar. Cuando acceden, los guardias los ubican de forma separada a un costado del edificio antes de ingresarlos a las carpas donde son atendidas personas con el virus.

Sin embargo, también entran pacientes con otras patologías. Ese fue el caso del padre de Lucía Zapata quien ingresó con problemas en los riñones hace cinco días. El adulto mayor, según su hija, fue llevado a las carpas y lo llevaron al hospital dos días después. La mujer está desesperada porque no sabe si su papá está contagiado.

Este diario intentó contactarse con algún funcionario de la casa de salud pero dijeron que no está permitido el acceso a la prensa por medidas de seguridad.