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¡No la pueden desenterrar!
Sus familiares perdieron la esperanza de inhumarla en un camposanto de la ciudad. Aseguran que los cargan como la ‘pelotita’ de un lugar para otro.
Hace cuatro meses el cuerpo de Ángela Esperanza Ponce Merchán permanece sepultado en el patio de su casa. A pesar de los esfuerzos de los familiares para que sus restos sean llevados a un cementerio, esto no ha sido posible.
Su hija, Elsa Bonilla Ponce, cuenta las vicisitudes que ha vivido en su intento de que su madre sea trasladada a un camposanto de esta ciudad.
“Gracias al reportaje de EXTRA (4 de junio) se comunicaron conmigo de parte del personal del Municipio y cementerio. Me llamó el administrador de los cementerios urbanos y rurales de Guayaquil y me ofreció su ayuda, pero indicó que yo debía hacer los trámites para retirar los restos de mi mamá”, explica Elsa.
Le indicaron que debía acercarse a la Fiscalía, pero dice que de ahí la derivaron al Ministerio de Salud Pública (MSP) argumentando que ya habían pasado más de 30 días.
“Del Ministerio me dijeron que me acerque a Medicina Legal, pero allí me mencionaron que eso no les correspondía. Han pasado tantos meses, que ya he perdido la esperanza de desenterrar a mi madre. Mi mayor deseo era poder enterrarla en un cementerio. Pero me han cargado de un lugar a otro y nadie me da solución”.
Ángela tenía 52 años y era oriunda de Cascol, parroquia del cantón Paján, provincia de Manabí. Falleció el pasado 27 de abril producto de la diabetes. Sus restos permanecieron cuatro días en la sala de su casa, ubicada en la cooperativa Realidad de Dios, de Monte Sinaí, en el noroeste porteño.
Su improvisada tumba de solo un metro de profundidad y adornada con girasoles de plástico está rodeada de plantaciones de maracuyá, ciruela y naranja.
Con la ayuda de familiares y vecinos, sus seres queridos juntaron 400 dólares, con los que compraron un ataúd de plywood, pero no pudieron reunir el dinero para adquirir una bóveda. “Mi mami iba para el quinto día de muerta, el cadáver estaba descomponiéndose, apestaba y por eso decidimos sepultarla en el patio”, recuerda Elsa.
La familia compró los materiales para que su esposo y su padrastro caven un hueco en el patio del domicilio para enterrar allí los restos de su progenitora.
No quieren problemas
Elsa teme desenterrarla sin realizar los trámites correspondientes porque no desea meterse en un problema legal y que la descomposición del cadáver de su progenitora pueda contaminar el sector. “No quiero tener disgustos con los vecinos”, añade.
Juan Ayala Muñoz, su yerno, menciona que llevaron a cabo todos los trámites para la exhumación, pero desafortunadamente los esfuerzos no dieron los frutos que esperaban.
Actualmente la tumba está cubierta por las hojas que caen de los árboles y arbustos.
La inhumación es un tema legal
En junio pasado EXTRA se contactó con William Crespín, coordinador de los cementerios urbanos y rurales del Municipio de Guayaquil, para ver de qué forma la familia de Ángela podía recibir la ayuda anhelada. “La familia debe seguir un trámite legal, ir a Fiscalía para que les asignen un perito. Luego, con la documentación nosotros la podremos atender en el cementerio”, detalló el funcionario.
Por su parte Gardenia Elizalde, relacionista pública del Cabildo porteño, manifestó: “Sabemos que hay una situación legal de por medio, que se necesita de un perito que avale el levantamiento. Como es un tema legal no podemos intervenir, pero ellos sí pueden. Cuando esté listo el informe la podremos ayudar en la parte social”.