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Desconfianza en la Escuela de Policía: “De ahí salen los que nos cuidan”
Ciudadanos le han perdido la confianza a la institución. El último fin de semana se registró un abuso sexual que se suma a un femicidio y a una presunta violación.
Por ahora, el caso de los ocho cadetes que habrían sido abusados sexualmente en la Escuela Superior de Policía en Quito está en instrucción fiscal. Alexander Gutiérrez, también cadete, es el principal sospechoso.
No es el único proceso que ‘empaña’ la disciplina y la formación de este centro. El 11 de septiembre de 2022, María Belén Bernal fue asesinada presuntamente por su esposo, que en ese tiempo era teniente de policía.
Cinco semanas después, el 18 de octubre de 2022, una cadete denunció una violación sufrida mientras estaba de guardia. Los vejámenes no distinguieron civiles o uniformados. Con esto, para los ciudadanos la imagen de la institución ha caído sustancialmente. “Se supone que de ahí salen los policías que nos cuidan en las calles. Más bien nos da miedo”, dice Víctor Villamarín, un estudiante de psicología jurídica.
REPARACIÓN
Para María Dolores Miño, jurista y defensora de los Derechos Humanos, además de las sanciones se debería trabajar en las reparaciones de las ocho víctimas. Sin embargo, a su criterio, el proceso tendría que ser integral, pues “el camino es la prevención, con medidas a largo plazo”.
Según Miño, se deberían aplicar pruebas psicológicas en la admisión y durante el proceso de formación. “No me atrevo a decir que esta vez hubo espíritu de cuerpo, pero sí en otras ocasiones. Hay una lógica de silenciamiento”, agrega.
Erick Oleas, un empleado privado, opina que la entidad debería ser reestructurada totalmente, pues ya no confía en el proceso de admisión. “Hay palancas, habrá gente que hasta pague por pasar las pruebas”, comenta.
LAS EXCEPCIONES
Para el general retirado Juan Carlos Rueda, el escándalo del abuso sexual “es una excepción” que no debería determinar el funcionamiento de la institución. “La gente ya no considera importante los valores como el honor y la tradición. Desde ahí hay un problema”, asevera.
Rueda fue director de esa Escuela hace unos 15 años y cree que no podría hacer un análisis muy profundo porque no está vinculado. Pero Miño cree que ya no se trata de casos aislados en los que incluso hay víctimas mortales. “Se necesitan respuestas eficientes porque el problema es estructural”.