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Los tres familiares de la joven son discapacitados. Los vecinos han intentado ayudar en todos los trámites de la difunta.Carlos Klinger / EXTRA

Sin descanso eterno: joven murió hace cinco días y no la han podido enterrar, en Guayaquil

El cadáver del la joven fue trasladado por la Cruz Roja hasta Posorja, pero lo devolvieron por falta de un documento del Gobierno que autoriza la donación de la bóveda.

Como cada mañana, Alexandra Flores se levantó para hacerle un café a su hija, quien lleva su mismo nombre. Parecía ser un viernes como cualquier otro: el sol destilaba sus primeras luces y dormir junto a su retoño era lo del día a día.

Pasaron las horas, pero ella no se levantaba de la cama. Pensó que, posiblemente, estaba muy cansada. El café se enfrió y nunca fue tomado.

Cuando durante la mañana de ese 24 de febrero los vecinos de Alexandra, ubicados en Augusto González entre la 35 y 36, notaron que ella no salía de la casa, se alertaron inmediatamente.

Karen Palma, quien los conoce desde hace cuatro años, sabe que los cuatro integrantes de la familia Flores sufren de una discapacidad, por lo que llamó a una ambulancia para saber que todo estuviera bien.

“La encontramos muerta en la cama. Posiblemente tuvo un infarto en la noche, porque ella sufría del corazón. La madre durmió con ella y pensó que seguía así”, relató Palma, estupefacta ante la situación.

El ataúd en el que descansa Alexandra fue comprado gracias al apoyo de los miembros de la comunidad, quienes reunieron $ 300; pero no habían conseguido una bóveda, por lo que estaban preocupados por los malos olores que empieza a desprender el cadáver.

Entre moscas y pestilencia

Los vecinos pusieron el féretro en la vereda, debajo de un escampadero de otro morador que prestó ese espacio. Con una bolsa de plástico lo tapaban cuando llovía.

“Estamos aquí desde el viernes con el cadáver en la calle, esperando que alguien nos preste una bóveda. Tenemos adultos mayores y niños. El mayor problema es que con las lluvias y los calores las moscas han empezado a rondar”, explicó Verónica Giler, moradora del sector.

Por eso Karen tuvo que comprar un ambientador y también un fumigador. Uno para el olor y otro para matar a los ‘bichos’. Durante el día se sientan en unas sillas plásticas blancas, cerca del ataúd.

La comunidad añadió que fueron a algunos cementerios, pero en ninguno hay espacio para Alexandra, hasta que ayer por fin gracias a la Cruz Roja se pudo darle sepultura.

destino incomprensible

La familia no asimila lo que ha sucedido. Su madre Alexandra, Vladimir Flores y Patricio solo permanecen sentados junto al ataúd. Por su discapacidad mental, tienen muy poca capacidad de habla y, al parecer, poco pueden entender sobre qué es la muerte.

Sus rostros reflejan, momentáneamente, cierta molestia cuando los mosquitos los pican. Se enseñan entre ellos la ‘roncha’ que les queda y se rascan. Incluso de vez en cuando sonríen, pese a la situación. Los vecinos aseguran que ellos no han asimilado lo que están viviendo... por una muerte. Paradójico

Iba a ser mamá

La comunidad pedía que alguna autoridad asista para darle sepultura a Alexandra. Con el paso de los días es más fuerte el olor a descomposición. Al final ayudó la Cruz Roja.Carlos Klinger / EXTRA

Juntos en el ataúd

Quien veía por toda la familia era la difunta, pese a que también tenía discapacidad y problemas de habla. Ella se encargaba de hacer la comida, lavar e ir a hacer las compras.

“Se encontraba muy feliz. Siempre decía que tenía un bebé dentro de ella y ya tenía panza. Decía que el bebé se movía”, añade Palma.

Las únicas palabras que Alexandra pronunciaba, durante los últimos meses, era que un bebé se movía dentro de su ser. Los paramédicos tampoco pudieron hacer nada por la criatura, quien se encuentra junto a la madre en el ataúd.

“Las funerarias nos cobraban otros 40 dólares por ponerle más formol y no tenemos. La ropa que lleva puesta también se la donamos, pero no tenemos nada más. Pedimos a la comunidad que pueda ayudar”, comentó Roberto Anastacio, vecino del lugar.

Incluso, en la casa donde los han dejado vivir les dieron el aviso de que ya no pueden tenerlos, por lo que los vecinos hacen un llamado a las autoridades para que atiendan esta problemática.

Si desea ayudar a la familia, puede llamar al 098 058 9144.