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Judicial
Desborde de violencia en Ecuador
En México la militarización no ha sido una solución. Expertos recomiendan focalizar las investigaciones y fortalecer a la Policía.
La violencia en Ecuador ha tenido un repunte significativo, pues en lo que va del año refleja un incremento de más del 160 % en muertes violentas, según datos de la Policía Nacional.
Y dentro de sus jurisdicciones, la Zona 8, conformada por Guayaquil, Samborondón y Durán, es la que registra la mayor cantidad de asesinatos: 92 de 270 contabilizados hasta el 28 de enero.
Es por ese motivo que el Gobierno Nacional ha centrado sus miradas en el Puerto Principal para tratar de controlar la criminalidad que la azota a diario.
Como respuesta inmediata, las autoridades han tomado tres medidas: cambiar a la comandante general de la Policía, Tannya Varela, por Carlos Cabrera, enviar a 1.100 gendarmes de refuerzo a la ciudad y, finalmente, incrementar los operativos de las Fuerzas Armadas en las calles, con el discurso de la “militarización”, a pesar de que no tengan, dentro de sus competencias, la seguridad ciudadana.
Para la Policía, el principal problema que agobia a la urbe es el tráfico de drogas y lo señalan como el motivo de hasta el 90 % de las muertes violentas. Es lo que informan sus representantes cada vez que son consultados.
Pero, ¿incrementar el número de policías disminuirá el problema? Esto es lo que responde el maestro Ramón Celaya Gamboa, mexicano especialista en Inteligencia y Procesos de Seguridad: “el reforzamiento policial de manera masiva, en ninguna parte del mundo, ha dado resultados si no es con operativos focalizados”.
El experto explica que es necesario que los investigadores realicen un mapeo de las zonas más conflictivas y colocar, de forma permanente, presencia policial. Para eso, se debe contar con un mapa de calor por sector, por hora e incluso por frecuencia del cometimiento de delitos.
También menciona que los atentados que ocasionan alarman en la sociedad, como el ocurrido el 21 de enero en las canchas de La Playita del Guasmo, tienen un objetivo: dejar un mensaje.
Ese hecho violento fue cometido por miembros de la organización delictiva Los Lagartos, en contra de Los Rusos, una facción de Los Choneros que, la noche anterior, había asesinado a tres de sus integrantes (ver infografía).
Para Celaya, “estas masacres no son otra cosa que una comunicación criminal. Así como existe una comunicación política, esta es una comunicación criminal, donde delimitan territorios, donde mandan mensajes, donde tratan de decir: aquí estamos”.
Por eso, cree importante que la policía realice todas las investigaciones para empezar la desarticulación paulatina de las bandas, porque sino se vienen meses de violencia aguda para Ecuador. “Cuando los fenómenos criminales se desbordan a estos niveles y no son atendidos, quien empieza a pagar es el ciudadano común”, enfatiza.
¿Y la militarización es una posible solución? Tampoco lo es, afirma Jacobo Dayán, profesor de la Universidad Iberoamericana de México. El catedrático asegura que, desde que el Ejército comenzó a hacer funciones de seguridad pública, a partir de diciembre de 2006, la violencia no ha dejado de crecer.
El docente universitario argumenta que lo que se debería hacer es robustecer a la Policía. “La presencia militar lo único que hace es desincentivar el fortalecimiento de las policías”, porque en el caso de México “cada vez hay una dependencia mayor de los militares, cada vez hay menos voluntad por hacer una apuesta viable por la Policía. Entonces, es muy cómodo recargarse en el ejército”, cuestiona Dayán.
En el país norteamericano, otro problema que habría aumentado de la mano de la militarización es la impunidad.
Dayán concluye que por ese motivo no se podría desaparecer a esos grupos, “al menos que haya una voluntad seria por desarticularlos y golpear las bases financieras, las bases de protección política, pero eso evidentemente no está entre las prioridades de ningún gobierno”.
Masacres en Lago Agrio coinciden con el ‘despertar’ de la vieja banda del Gorras
Sucumbíos refleja un incremento del 1.000 % en asesinatos, pues entre el 1 y el 24 de enero de este año se han suscitado 22 casos, mientras que en 2021, durante el mismo lapso, hubo 2. Este recrudecimiento de la violencia, ocurrido específicamente en su capital, Lago Agrio, coincide con el resurgimiento de Los Lagartos, grupo que en el pasado mantenía operaciones para el tráfico de drogas en esa localidad amazónica. Incluso, fue en ese cantón que encontró refugio Geovanny Francisco Mantilla Ceballos, alias Gorras, cuando sus rivales Los Choneros lo buscaban para matarlo, pero la COVID se les adelantó, pues debido a esa enfermedad falleció el 29 de junio de 2019. (SCM)