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Ecuatorianos quieren huir del país ante la violencia y el hampa
Algunos migrantes ya no quieren ni venir de paseo o a visitar a su ‘family’. Otros buscan vender sus propiedades en Guayaquil y mudarse a otras provincias
Desde hace 21 años, uno a uno comenzaron a irse los cuatro hijos de Alberto Loor a España. El desempleo los llevó a dejar el Ecuador. Desde entonces, sus vástagos le insistían que se fuera a vivir con ellos.
Pero esa no era la mejor opción para Alberto, de 76 años. Su tierra, las costumbres y su casa en el sector conocido como Batallón del Suburbio, suroeste de Guayaquil, le impedían decidirse, pero en este 2022 considera la propuesta de establecerse en la ciudad de Barcelona. La ola delictiva que azota, no solo al Puerto Principal, también al país, es el motivo.
“Hay muertos a diario. La gente está con recelo, ya no se puede salir a tomar aire, te pueden dar un balazo porque hasta te confunden. Cuando salgo, un amigo me hace carreras, ya ni en los taxistas se puede confiar. Antes, venía de la calle 29 a las 19:00, ahora qué voy a salir”, menciona con decepción.
¡Adiós, ‘Paniquil’!
El urólogo César Merino está determinado a marcharse de Guayaquil. Reside en Urdesa (norte) y antisociales han intentado entrar a su casa, pero el sistema de seguridad lo ha impedido. Sin embargo, sus vecinos sí han sido víctimas de robos en diversas ocasiones.
Es más, en enero pasado recibió amenazas telefónicas extorsivas. “Que me van a secuestrar, que soy el objetivo de un trabajo de sicariato. Quiero vender mi casa, propiedades e irme a una provincia más tranquila, con menos población, fuera de las grandes ciudades. Para mí este ya no es un lugar para vivir”, expresa.
Vacaciones truncadas
Con ilusión, Walter Sinche vino al país desde Nueva York (EE. UU.) con su hija de 12 años. Por primera vez iban a conocer las islas Galápagos.
Primero pasaron por Cuenca para visitar a su madre. Pero el vuelo al archipiélago tenían que tomarlo en Guayaquil.
Se alojaron en un hotel cercano al aeropuerto José Joaquín de Olmedo, pero como se demoraban en entregarles la habitación, decidieron dar un ‘vueltazo’ por el malecón Simón Bolívar, donde estuvieron hasta las 21:00.
Tomaron un taxi para volver, pero a tres cuadras del hotel, el chofer sacó un revólver y permitió que dos antisociales subieran al carro. Les quitaron el dinero y celulares.
“No me lo contaron, lo viví. No fuimos a Galápagos. Ahora entiendo por qué migrantes ya no quieren venir ni a vacacionar”, dice el cuencano radicado en la ‘Yoni’ hace 36 años.
La burundanga lo ahuyentó
Un hecho delictivo pesó en la decisión de no volver al país del licenciado en radiología médica y radioterapia, Jorge Ramiro Martínez, quien vive hace dos décadas en España.
“Hace cinco años me drogaron con escopolamina o burundanga. Salía de una reunión con un amigo y en el centro me lanzaron la droga en spray y a él lo golpearon. Se llevaron nuestras pertenencias”, rememora Martínez, de 39 años, quien dentro de sus planes está vender su vivienda en Milagro.
“La tranquilidad que tengo acá no la cambio. Una compañera de trabajo es de Guayaquil y tiene miedo de solo pensar que va a regresar. Es una pena que Ecuador esté así”, indica.
Similar a los 90
“Guayaquileños o residentes del Puerto Principal están optando por salir de la urbe; unos se van a sus ciudades natales y otros a provincias con índice delictivo bajo”, indica Bismarck Arana, catedrático, experto en migración.
Dos motivos estarían causando el éxodo interno y externo: la delincuencia y el desempleo, dice Arana. “El flujo migratorio podría ser como el que se dio en los años 90. Y en varios puntos de la ciudad se han incrementado los letreros de ‘Se vende’ o ‘Se alquila’, eso evidencia la problemática actual”.
Haciendo cálculos
Según la página web de Migración de Ecuador, en el mes de febrero de este 2022 hubo 79.356 salidas de ecuatorianos y 61.357 que arribaron al país. 17.999 no han retornado.
El año pasado, en el mismo mes, 10.962 ecuatorianos salieron del país y llegaron 4.039 a nuestra nación. No regresaron 6.923 compatriotas.
En 2020, en el segundo mes del año, partieron de suelo patrio 134.502 y arribaron 116.629. Hay un déficit de 17.873. Y en 2019, antes de la pandemia, en el mismo mes de febrero, salieron 115.439 nacionales y arribaron 97.654. No volvieron 17.785 ecuatorianos. Cabe recalcar que estas cifras no registran los motivos del flujo migratorio.