Hoy se cumplen 15 días desde la desaparición de los hermanos Ismael y Josué Arroyo Bustos, de 14 y 15 años, junto con dos vecinos, quienes fueron vistos por última vez la noche del pasado 8 de diciembre en las inmediaciones de un centro comercial ubicado en el sur de Guayaquil.

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Los menores, tras participar en un partido de indorfútbol, salieron a comprar pan. En el trayecto, fueron interceptados por camionetas en las que viajaban hombres vestidos como militares.

Aproximadamente dos horas después, uno de los niños logró comunicarse con sus padres mediante una llamada telefónica. Con voz entrecortada, explicó que los habían dejado en Taura y que estaban bajo el control de un hombre.

El último contacto con los niños

"Papá, estamos asustados, ven por nosotros", fueron las últimas palabras que escuchó Luis Arroyo, padre de los hermanos. Desde entonces, comenzó una angustiosa búsqueda que mantiene en vilo a su familia, originaria de Esmeraldas pero residente en Guayaquil.

"Han pasado 17 días y seguimos sin noticias de nuestros hijos. Gracias a Dios ya la difusión mediática, las autoridades nos están escuchando. No nos dejen solos en esta lucha. Queremos a nuestros niños vivos y de vuelta en casa", expresó Luis Arroyo, con lágrimas en los ojos, mientras sostenía una pancarta con las fotografías de Ismael y Josué.

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Por su parte, la madre de los hermanos observa con tristeza los uniformes escolares de sus hijos, aún colgados en la pared de su dormitorio. "Siento que mis niños están vivos, mi corazón de madre me lo dice", afirmó con esperanza.

La desaparición de los cuatro menores ha generado conmoción a nivel nacional y ha movilizado a las autoridades. El presidente de la República, Daniel Noboa, el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, y los ministros de Defensa y Gobierno han exigido una investigación exhaustiva.

Organizaciones sociales y familiares de los desaparecidos han organizado plantones y vigilias, exigiendo justicia y una respuesta inmediata. "Es inaceptable que nuestros niños desaparezcan de esta manera. Estamos agotados, pero no descansaremos hasta que regresen a casa", concluyó un miembro de la familia Arroyo.

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