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Degollaron al carpintero de Yaruquí
La policía investiga un posible ajuste de cuentas. Hay un detenido en el caso.
A Pablo Quinga, un carpintero muy querido en Yaruquí, oriente de la capital, lo mataron con saña. A más de ser apuñalado, el hombre, de 50 años, tenía una herida grande en su cuello.
Para indagar el caso, supuestamente originado por una fuerte deuda, la Policía detuvo a un hombre que estuvo, al parecer, durante los últimos momentos de la víctima.
Todo ocurrió la noche del jueves, en Yaruquí. Allá, un vehículo fue encontrado abandonado con las puertas abiertas y a 200 metros de este yacía el cadáver de Quinga.
Cuando los agentes llegaron al lugar, hablaron con un hombre de 29 años, quien supuestamente manejaba aquel automóvil.
Él les contó que a las 20:00, mientras circulaban por la calle Gavilanes, cerca de una fábrica de pollos, una de las llantas traseras del auto se había desinflado. En ese momento, según su versión, Quinga le habría lanzado tiñer a los ojos y aparentemente sacó un cuchillo para amenazarlo. El joven dijo que huyó del lugar por miedo de ser herido.
Investigación
Sin embargo, minutos después, el cadáver de Quinga fue hallado entre la maleza con las heridas de puñal.
Los uniformados reunieron los indicios hasta que llegara personal de las unidades especiales. Cerca del automóvil encontraron un billete de cinco dólares, monedas de un dólar y una bala de calibre nueve milímetros.
Miembros de Criminalística y de la Dirección Nacional de Muertes Violentas (Dinased) realizaron las indagaciones preliminares. Preguntaron en el sector y confirmaron la profesión de la víctima.
La Policía maneja la hipótesis que el crimen podría tratarse de un ajuste de cuentas porque Quinga tenía una deuda de 5.000 dólares con un individuo de Pifo.
Según la autopsia, la víctima habría recibido puñaladas en el abdomen. Mientras tanto, el detenido fue llevado hasta la Unidad de Flagrancia y hasta el cierre de esta edición no se realizaba la audiencia del caso.