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La familia Valencia Castillo decidió buscar un mejor futuro en la Yoni, pero estaban estancados en Panamá.Juan Carlos Castro

Darién: Testimonios de migrantes varados en la selva por falta de ‘dinero’

La familia Valencia Castillo, conformada por once personas, atravesó la jungla panameña, pero requiere dinero para seguir hacia la Yoni. Aseguran que en el albergue les dan comida podrida

Son 11 personas, así como un equipo de fútbol. Los Valencia Castillo, familia quiteña, han sobrevivido al ‘partido’ más difícil en su anhelo por llegar a Estados Unidos.

Sudaron la vida y más de un susto estuvo a punto de dejarlos fuera de la ‘cancha’ del Darién, la selva por la que han transitado más de 23.000 migrantes ecuatorianos entre enero y junio de este año. ¡Cifra alarmante!

Con la mirada perdida y el ánimo desparramado por el suelo, esta familia recuerda con dolor su experiencia en la jungla panameña. “Fue demasiado horrible, peor aún que viajamos con cuatro niños. Ya no aguantábamos más, pero logramos salir de esa pesadilla”, cuenta Mirella Castillo.

Dejaron Ecuador por la falta de oportunidades laborales y la imparable inseguridad. Debido al desempleo, Mirella empezó a sentir el desabastecimiento de alimentos en su hogar, en Quito.

“No teníamos para vivir, allá no hay trabajo, así que vamos a probar suerte a Estados Unidos. Fue una decisión difícil, pero ya pues... No había de otra”, comenta resignada.

Cuando el equipo de EXTRA los ubicó, los Valencia Castillo llevaban una semana en un pequeño cuarto donde los 11 descansaban sobre tres colchonetas de una plaza, en la Estación de Recepción Migratoria de San Vicente.

“Ya nos quedamos sin dinero, pero no tenemos otra opción, esperamos pronto encontrar alguna manera de continuar, pero la verdad no sabemos cómo será”, menciona la mujer quien, hasta ese momento, rezaba para que algún pariente les enviara una ayuda económica.

En la estrecha habitación de madera y láminas de zinc, Isaac, de 3 años y uno de los niños de los Valencia Castillo, lejos de jugar, se acerca para expresar que “en la selva me fue mal, pero soy muy fuerte”. Su madre intenta contener las lágrimas para mostrarse valiente frente al pequeño.

Segundo, tío de Isaac y hermano de Mirella, explica que la situación en los albergues es difícil, pero al menos tienen algo que comer. “Nos dan desayuno, almuerzo y merienda, y un sitio para quedarnos. Es muy pequeño para todos, es lo único que tenemos ahora”, indica.

Segundo hace una pausa para tomar fuerzas y revelar que “muchas veces la comida está podrida o con gusanos, casi todos estamos enfermos del estómago por comer eso”.

Y su desesperación aumenta porque, asegura, hay gente que les dice que hasta el agua está contaminada, “pero solo tenemos dos opciones: tomar esa agua o morirnos de sed porque no tenemos dinero para nada”.

La familia necesitaba, al menos, 440 dólares para salir del refugio, ya que cada pasaje de bus hasta la frontera con Costa Rica cuesta $ 40,00 (los menores de edad también pagan).

Al volver al país, el equipo de EXTRA trató de comunicarse con ellos para saber si habían logrado abandonar del sitio, pero nunca hubo respuesta.