Cuando Gonzalo vio a su hija colgada en la entrada de su cuarto, soltó las cosas que tenía en sus brazos y corrió a abrazarla. Su otra hija cortó el cabo y la recostó en el piso, pero ya era demasiado tarde. Emilia, de 14 años, había fallecido.

“Yo escuchaba que jugaba con personas de otros países, que hablaban patanadas. Usaban un lenguaje que no era apropiado para ella, pero ella solo me decía que era un juego normal”.

La dejaron sola

Aquella tarde de miércoles, Gonzalo y su esposa Mariana salieron con sus otras dos hijas menores hasta el centro de Milagro. Emilia le pidió quedarse en casa, tal como lo había hecho un día antes.

“Cuando regresamos, mi esposa abrió la puerta y se quedó parada sin decir nada. Mi otra hija, igual. No sabía lo que estaba pasando hasta que avancé unos cuatro pasos y la vi”, recordó el padre de familia. Según él, su hija presuntamente estaba obsesionada con el juego.

Los agentes policiales llegaron a la casa, en el recinto Paraíso de Chobo, para investigar el hecho y revisaron las pertenencias de la menor de edad, en busca de algún indicio que ayude a esclarecer el suicidio. Gonzalo cuenta que en uno de los cuadernos de la niña hallaron varios dibujos alusivos al juego.

Gonzalo, además del dolor provocado por la muerte de su hija, está preocupado porque no desea que nadie más pase por esto. Lamenta que muchas veces, pensando que son juegos inofensivos, los padres no le prestan atención a lo que hacen sus hijos.

“Yo lo que puedo decir es que los padres deben estar más pendientes de lo que sus hijos hacen en los celulares. Esto es algo tan doloroso”, expresó.

Joffre Hernández, tío de la niña, indicó que su sobrina “era una niña bien educada, tranquila. Nos tiene asombrados lo que ha pasado”.

El cuerpo de la víctima fue retirado de su casa y llevado a la morgue envuelto en una sábana. Sus familiares, todos evangélicos, llegaron la mañana de ayer para realizar los trámites y solicitar que no le practicaran la autopsia, pues “ya sabemos de qué murió”, dijeron.

Sin embargo, los procedimientos legales establecen que la necropsia es parte de las investigaciones que se realizan para esclarecer lo sucedido.

Para Christian Arias, psicólogo y parte del grupo Crianza Respetuosa Ecuador, cuando un niño o adolescente decide quitarse la vida, no se trata o no se debe culpar solo a un videojuego. “De alguna manera, es lo más fácil culpar a un juego sobre una situación como esta, para evadir la responsabilidad de tener una mirada amplia que pueda explicar los múltiples motivos que llevan a un menor a quitarse la vida”, dijo.

Insiste en que no hay una sola causa, sino que el suicidio es multicausal.

Arias recalca que los videojuegos pueden ser detonantes de un problema más profundo de salud mental. “Si no, todos los niños, niñas o adolescentes que juegan se quitarían la vida en masa. Son las condiciones previas las que los vuelven inestables”, argumentó.

El especialista recuerda un paso parecido, el juego de la ‘ballena azul’, al cual también lo responsabilizaron de la muerte de menores de edad. Sin embargo, no fue el juego en sí, sino las condiciones que rodeaban a esos adolescentes.