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¡‘Cuerpeo’ libre, trabajadoras sexuales felices!
Las chicas piden que sus servicios se incluyan en el Código Laboral. Le dicen no a la reubicación, pues se consideran parte del Centro Histórico. Hoy celebran el Día Internacional del Trabajo Sexual.
Paloma se ajusta la licra. Se pinta los labios. Guarda seis preservativos con sobres de lubricante en su bolso. Y se dirige hasta San Blas, en el centro de Quito, donde le esperan sus compañeras. Tienen planificado hacer carteles para celebrar, hoy, el Día Internacional del Trabajo Sexual.
Ella ejerce este oficio hace 21 años. Llegó desde Santo Domingo de los Tsáchilas con problemas económicos y tenía una sola meta: hacer dinero. Recuerda que en ese tiempo había casas de citas por la avenida 24 de Mayo y fue a una de ellas para pedir ‘camello’.
“¿Has trabajado alguna vez en esto?”, le preguntó la dueña del lugar. Paloma dijo que no lo había hecho y que solo quería llevar plata a su casa. Ese día atendió a un cliente, quien al saber que era su primera vez le canceló el dinero sin utilizar sus servicios. Ese día se ‘batió’ con 10 hombres.
Desde entonces, la mujer ha trabajado en las calles del Centro Histórico. Las conoce como la palma de su mano perfumada. Por eso, hoy, junto a otras ‘compañeras de oficina’ recorrerá la Plaza del Teatro y otras avenidas hasta llegar a la Plaza de Santo Domingo.
Paloma exige un espacio digno y seguro para laborar sin discriminación y violencia. Además, pretende que el trabajo sexual sea incluido en el Código de Trabajo. “Necesitamos una vejez decente como cualquier ciudadano”.
Mesas de trabajo
Nelly Hernández, representante de la asociación Unidas por Nuestros Derechos, comentó que la medida de hecho también tendrá eventos artísticos. Habrá garotas, se hará una comida y, mediante altavoces, explicarán lo que significa ser una trabajadora sexual.
La idea, según ella, es luchar contra la discriminación y buscar mejores condiciones para trabajar en las calles.
Para Hernández, fue difícil ingresar a este mundo. Ella fue víctima de trata de personas. A sus 15 años fue traída desde El Carmen, Manabí, hasta la capital, para ejercer esta labor. Años más tarde se independizó y formó la organización que lidera. Ha dialogado con cuatro alcaldes y, según ella, todos pretenden desaparecer este trabajo que ha sido parte del Centro Histórico por años.
Fernando Sánchez, secretario de Inclusión Social del Municipio, indicó que han tenido mesas de diálogo entre autoridades y sexoservidoras durante los últimos meses. El objetivo es negociar las plazas para que no sean ocupadas por las mujeres, al ser consideradas zonas turísticas y de paz.
El funcionario añadió que otro tema que deben acordar son los horarios de trabajo. Sánchez recomendó que lo ideal sería que atendieran desde las 08:00 hasta las 19:00. Esto es para evitar que por la mañana se crucen estudiantes con trabajadoras sexuales y que por la noche sea más fácil brindar seguridad en las zonas que ofrecen su servicio.
Ante esta realidad, David González, presidente de la Plataforma Latinoamericana de Personas que Ejercen el Trabajo Sexual (Plaperts), enfatizó que se necesitan autoridades más inclusivas que vean al trabajo sexual como un problema integral, en el que no exista vulneración a sus derechos laborales ni como ciudadanas. “Estas mujeres deben tener una jubilación digna”.