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Estos letreros están ubicados en las habitaciones de algunos centros de tolerancia de Quito.HENRY LAPO

¡‘Cuerpeo’ con cinta métrica en el cabaré!

Esta medida es criticada por expertos en salud, quienes aseguran que no es un protocolo que permita reducir el riesgo de contagio de coronavirus.

Son cinco posiciones con una distancia de un metro. No hay más. Si el cliente de un burdel practica estas posturas con una trabajadora sexual tiene menos riesgo de contagiarse con coronavirus, según las nuevas normativas del Municipio. Y, sin embargo, hay expertos que aseguraron a EXTRA que no sirven de mucho.

La semana pasada, el alcalde Jorge Yunda autorizó la reapertura de los night clubs como parte de un plan piloto para retomar esta actividad en la ciudad. Una de las medidas para evitar la propagación del virus es practicar el acto sexual en ciertas poses. Estas están ilustradas en letreros que fueron pegados en algunos centros de tolerancia. No en todos.

En el Club 155, en el norte de Quito, los mensajes están ubicados al ingreso de cada habitación.

Jhon Fernández, administrador del lugar, explicó que previo a la reapertura del negocio, cada una de las trabajadoras tuvo una charla con miembros del Ministerio de Salud Pública, quienes les asesoraron en “qué es lo que podían y no hacer antes, durante y después del encuentro sexual”.

Se intensificaron los protocolos con el aforo y la asepsia. Además, solo se permite la estancia de una hora en el local y se puede acceder al servicio de una chica por una sola vez.

La realidad

Marjorie llegó desde Colombia a trabajar en el local hace una semana. Ella cuenta que este tipo de medidas son indispensables para evitar el contagio de la COVID-19.

Según la trabajadora, en su país no implementan protocolos de este tipo. Por eso se siente segura de brindar su servicio con estas restricciones, a pesar de que en ocasiones tiene que lidiar con el cliente.

Comenta que hay hombres que antes de ingresar al cuarto se bajan la mascarilla, pero ella la levanta para que no haya riesgo. “He tenido personas que me quieren pagar más por brindarle un servicio oral o darle un beso, pero no lo hago”.

La joven, de 26 años, añade que durante la inducción les explicaron el peligro del contacto entre fluidos como el sudor, la saliva y de los genitales y el tiempo máximo, de 15 minutos, que debería estar con un cliente para no exponerse.

En algunos burdeles, los usuarios deben lavarse las manos por 40 segundos.HENRY LAPO

Es un peligro

El plan piloto de los night clubs será hasta el 19 de julio. Esa fecha se decidirá si estos lugares vuelven a laborar. Hasta el momento son 31 locales los que son evaluados.

Ante esto, expertos en salud mencionan que se deberían reforzar los mecanismos para evitar el contagio del ‘bicho’, porque el acto sexual es una actividad peligrosa, que expone al cliente y a la trabajadora.

Byron Canelos, médico neumólogo y director del Centro Respiratorio AIR Siglo XXI, señala que desde el punto de vista médico este tipo de medidas no garantiza nada porque el contacto físico, en el contexto de la pandemia, está contraindicado. El galeno explica que el acto sexual implica un esfuerzo en el cual la demanda calórica del cuerpo humano es alta y la ventilación se altera. “Una persona hiperventilada puede emitir partículas con el virus y es un peligro”, dice.

Heyliette Andrade, psicóloga y consteladora familiar, explicó que este protocolo sí podría ayudar a disminuir el contagio. Pero, según ella, es más una medida psicológica, porque el contacto de fluidos puede ser un problema.

Estas manillas son colocadas en la muñeca de los clientes, en las que se les apunta la hora de ingreso. Al cumplirse 60 minutos son desalojados por el personal del lugar.HENRY LAPO

Ante esto, desde el punto de vista de salud pública y no desde la actividad económica, ambos expertos recomendaron que se podrían intensificar las medidas.

Ellos aseguran que sería factible solicitar en el ingreso a los establecimientos el carné de vacunación de los clientes. También se podría implementar un sistema de pruebas rápidas o un test de antígenos de unas horas antes.

Añadido a esto, en los locales se puede intensificar la limpieza con cámaras al vacío o la fumigación con sustancias antisépticas.