Bajo una lluvia perenne y los gritos de ‘camina, camina’; recibiendo azotes que estremecían, Marco Pintado carga una pesada Cruz de 16 quintales por un empinado camino de 7 kilómetros. Es el ‘Vía Crucis Viviente’ de la colina de Turi, que desde las 09:00 de este 19 de abril se cumple en Cuenca, como parte de la fe y religiosidad en conmemoración de Viernes Santo.

Los látigos de cabuya y cuero remojado con agua, golpean la espalda del hombre de 28 años de edad, que por décimo quinto año representa a Cristo.

Los cánticos religiosos acompañados por una banda de pueblo y el rezo de las Estaciones Bíblicas sobre la Pasión de Jesús, acompañan la procesión que desde hace 65 años y cada Viernes Santo cumplen los cuencanos.

La dramatización está a cargo de un grupo de catequistas de la localidad de la Calera Baja, del sur de la ciudad.

Como María, la madre de Jesús, actúa Cristina Pintado, prima de Marco; en el papel de buen ladrón, Freddy Pintado, primo también de Marco; y, de mal ladrón, David Tarqui, sobrino de Marco. A ellos se sumaron vecinos y amigos.

La Cruz de unos 4 metros 50 de largo por 1 metro 70 de ancho, hace más pesado el trajín mientras las prendas de Marco van rompiéndose con cada azote. “La dramatización de Cristo, es una herencia que me dejó mi padre Jorge antes de morir.

Él representó a Jesús durante 20 años. Ahora lo hago yo”, explicó Marco unos minutos antes de iniciar el recorrido. “No es un masoquismo, tampoco una penitencia. Es tan solo la devoción para intentar explicar cómo Cristo sufrió por liberarnos del pecado”, adujo.

La procesión concluirá en la cúspide de la colina de Turi, donde en el teatro greco-romano, ubicado al pie de la iglesia parroquial se escenificarán las últimas estaciones bíblicas del recorrido, hasta llegar al Descendimiento de Jesús desde la cruz.