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El creador de la mascarilla N-95 dejó su retiro para ayudar en la lucha contra el Coronavirus
El investigador de origen chino fue buscado por laboratorios que solicitaron sus conocimientos para esterilizar y producir más cubrebocas
Su nombre ha salido a relucir en los últimos meses, al ser considerado de suma importancia par la comunidad médica. Se trata de Peter Tsai, el inventor chino de la famosa mascarilla N-95, indispensable en la defensa contra el virus de la Covid-19.
Aunque Tsai, quien reside en la localidad de Knoxville, Tennessee, se retiró hace un par de años, regresó para trabajar incansablemente en esta lucha mundial.
En 1995 patentó el material de filtración usado en las mascarillas desechables N95, pero tras el comienzo de la pandemia por coronavirus comenzó a recibir llamadas de laboratorios, empresas y trabajadores que buscaban los conocimientos de este hombre de 68 años.
Sus investigaciones eran requeridas ya que se necesitaba conocer una manera para aumentar la producción de mascarillas o incluso cómo esterilizarlas para su reutilización, pues en la actualidad se han convertido en un elemento crítico para los especialistas de la salud que se deben enfrentar diariamente al virus que ha cobrado miles de vidas alrededor del mundo.
“Comencé a trabajar casi 20 horas al día”, declaró en una entrevista para el diario The Washington Post, donde agregó que no le importa tener que sacrificar el tiempo de su retiro, pues es una labor que realiza de manera voluntaria.
#Gracias #PeterTsai por haber inventado las máscaras #N95 hace 30 años y regresar de tu retiro para ayudar a combatir al #COVID19 pic.twitter.com/pC9HbB36NK
— Ma Dolores Luna (@doloreslunat) April 26, 2020
Tsai comenzó a realizar pruebas en las mascarillas para detectar una manera de esterilizarlas sin que sus mecanismos de filtración perdieran eficacia. Las hirvió, las coció al vapor, las horneó y las dejó a la luz del sol durante largos periodos y después realizó pruebas.
Uno de los hallazgos más relevantes que ha hecho, e incluso su hipótesis ha sido validada por los Institutos Nacionales de Salud, es que las mascarillas se pueden calentar a 158 grados Fahrenheit durante una hora utilizando un método de calor seco sin que su tecnología de filtración disminuya.
Al terminar sus estudios de doctorado en la Universidad de Kansas, Tsai se convirtió en un investigador en la Universidad de Tennessee. Fue donde, en 1992, lideró un equipo que desarrolló la tecnología de carga electrostática, también llamada carga de corona, la cual es utilizada para filtrar las partículas no deseadas y se usa en las mascarillas médicas N95.
Aunque sus colegas han bromeado que a raíz de la emergencia sanitaria pudo haber ganado mucho dinero, él ha recalcado que lo más importante son las vidas: “Si pudiera elegir, preferiría salvar 100 millones de vidas que ganar 100 millones de dólares”, señaló el investigador.