Las motivaciones para el asesinato del 51 por ciento de mujeres en el 2022, en Ecuador, han sido por su relación con el tráfico de drogas (ver infografía). El día preferido por los sicarios para acabar con ellas es el domingo y las provincias de la Costa son donde han ocurrido más asesinatos de féminas.

Esto de acuerdo con información proporcionada a EXTRA por el general Freddy Sarzosa, comandante de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas (Dinased).

El jefe de esta unidad de la Policía encargada de investigar asesinatos revela que en relación con el 2021, en este año ha existido un incremento del 120 % de violencia criminal en contra de mujeres.

Según información de la Policía Nacional, hasta el 3 de agosto de 2022, los homicidios intencionales por violencia criminal son 136; en el año anterior, a la fecha, eran 62.

“Hay la particularidad y es que estas provincias están asociadas y tienen conexión con el puerto marítimo. Casi todas las víctimas son ecuatorianas y el rango de edad de las fallecidas es de entre 30 a 65 años. En julio hubo un aumento de mujeres asesinadas”, indica el director de la Dinased.

Pero ¿qué ha incidido para que exista un aumento de mujeres inmiscuidas en temas relacionadas con la droga?, ¿Será esto la consecuencia del aumento de asesinatos?

María del Mar Gallego, criminóloga y especialista en Derecho Penal, explica que las estructuras sociales han cambiado y poco a poco las mujeres han salido del rol de amas de casa, de madres, y se convierten en sostén del hogar y, lamentablemente, en esa búsqueda de independencia económica algunas optaron por un “camino desviado”, que incluso les ha costado la vida.

“Tenemos que sacarnos de la cabeza el chip y dejar de pensar que las mujeres solo pueden ser víctimas y no agresoras. Muchas féminas están involucradas en crímenes y en bandas delincuenciales y por esta razón no están ajenas a agresiones”, cita la experta.

Sostiene que la cultura mediática, como series y novelas en las que las mujeres están relacionadas con organizaciones criminales y con carteles de droga, y en las que muchas veces ellas son las jefas, ha desviado la atención de lo que es correcto. Y por eso se tiende a idealizar a ciertos personajes que actúan equivocadamente y al margen de la ley.

“Esto crea lo que se conoce como la anomia social (ausencia de normas), donde se presentan ciertos desvalores frente a lo que es correcto. Si bien es cierto la mujer tiene que empoderarse de su rol, no pude equivocarse de lo que significa ese empoderamiento, ser la reina del cartel no es lo adecuado, ser una empresaria es lo adecuado”, arguye Gallegos.

César Peña Morán, fiscal multicompetente del Guayas, coincide con la experta y sostiene que hasta hace una década era poco usual que mujeres pertenecieran a una organización delictiva, pero que conforme ha avanzado la tecnología y cambiado la sociedad, también se han tecnificado las modalidades de delitos y esto incluye a las féminas.

“En la década del 90, los delitos en los que operaban las mujeres eran asaltos y robos, ahora son líderes de organizaciones delictivas y hasta cometen sicariatos. He investigado casos en los que las mujeres han querido tomar el mando de las bandas criminales y asesinan a sus parejas sentimentales. Hay que aclarar que no todas las fallecidas registran antecedentes penales”, asevera el funcionario del Ministerio Público.

Geraldine Guerra, representante de la Alianza para el Registro y Mapeo de Femicidios del Ecuador (Aldea), afirma que de acuerdo a cifras contabilizadas por esta organización existe un notable incremento de femicidios por delincuencia organizada y de acuerdo a su criterio esto significa que las féminas están siendo utilizadas como un objeto para enviar mensajes amenazantes o aleccionadores a organizaciones criminales.

“En Ecuador se está viendo la crueldad que viven países como México, Guatemala u Honduras. A estas muertes de mujeres por delincuencia organizada se las denomina terrorismo de género. La parte del cuerpo en donde le disparan también influye, si es en el rostro o en la cabeza, el mensaje implícito es que la mujer no debe pensar. Un claro ejemplo es lo ocurrido en Santa Elena (29 de julio), los asesinos actuaron con odio y saña, la atropellaron, le dispararon y luego la quemaron”, expresa la representante de la Alianza.

La pena es la misma

El fiscal Peña explica que según el Código Orgánico Integral Penal (COIP) los años de prisión para las mujeres que cometen delitos de cualquier índole son los mismos que los que recibe un hombre.

“No hay distinción de sexo y de género, pero sí existen ciertos beneficios para las féminas en estado de gestación, se les da arresto domiciliario y también para quienes hacen una cooperación eficaz con la investigación”.

Y algo más, precisa: “las mujeres deben saber que la ley de la mafia no perdona, una vez que ingresas no puedes salir y si sales lo haces muerta”.