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Más de 1.200 habitantes de, al menos, cuatro comunas del Golfo de Guayaquil recibieron la primera dosis de su vacunación.Jimmy Negrete

¡'Coquitos' del virus!

Comunas del golfo de Guayaquil no registran contagiados de COVID-19. Como carecen de centros médicos, tomaron medidas estrictas

Salir de la comuna Punta de Piedra nunca ha sido fácil. No solo toma tiempo, sino dinero. Si uno de sus aproximadamente 120 habitantes no quiere aguantarse más de hora y media en carro, sorteando camaroneras por caminos empedrados en el sur de Guayaquil, debe tomar una lancha por 6 dólares que los deje en la urbe porteña en media hora.

Pero desde que empezó la pandemia, al tedio de las salidas para comprar víveres se sumó el terror del contagio de coronavirus. Esto, porque en este sector olvidado del Golfo de Guayaquil no solo faltan los servicios básicos, sino también un centro de salud. Enfermarse no es una opción.

Fue así como Agapito Risco, presidente de la comuna y de los 22 gremios de cangrejeros de todo el Golfo, acordó con la comunidad que solo una persona por familia saldría en casos de emergencia y, apenas pusiera un pie de regreso, los bañarían y desinfectarían antes de ingresar.

La medida no solo se aplicó en Punta de Piedra, sino en la comuna Puerto Roma, que está a media hora de distancia, en lancha, de la primera y donde hay 1.200 habitantes. Es así como en esas dos zonas no ha habido un solo contagio de COVID-19, dice Pedro Apolinario, orgulloso.

El pescador, de 59 años y que recibió su primera dosis de la vacuna el viernes 30 de julio, tiene la creencia de que el estilo de vida de los pescadores es también el que ha alejado al virus. Tanto en Punta de Piedra como Puerto Roma, el 90 % de sus habitantes se dedica a la pesca artesanal y a la captura de cangrejos.

Brigadas médicas visitaron comunas y tuvieron que movilizar las vacunas en lanchas.Jimmy Negrete

Ese mismo día, en Puerto Roma, Juliana Mite fue inmunizada. Tiene 15 años y 60 % de discapacidad. Tiene Síndrome de Down y no ha vuelto a acompañar a su mamá María Elena a hacer las compras a Guayaquil hace dos años.

Ella y María Elena solían embarcarse juntas en una lancha y, para evitar el contagio, la madre prefirió viajar sola. “Pero mi niña siempre me dice que extraña ir conmigo. Ahora cuando esté vacunada, me sentiré más tranquila”, contó mientras Juliana recibía su primera dosis.

Sonia Campos se inoculó casi al mismo tiempo que la adolescente. Ella también está orgullosa de la organización y cuidados que han tenido en su comuna para estar ‘invictos’.

A pesar de eso, piden a las autoridades que se acuerden de ellos. “Esto de estar alejados nos ha servido para no contagiarnos, pero nos falta atención médica, servicios básicos y también seguridad”, dijo.