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Universitarios ganaron múltiples sonrisas con comida y caramelos
En víspera de Navidad, unos estudiantes realizaron jornada solidaria para personas menos desfavorecidas, en el centro de Guayaquil
Con el objetivo de cumplir con el real significado de Navidad, el de dar, de compartir, una decena de universitarios recorrió varias calles del centro de la ciudad de Guayaquil para entregar comida y caramelos a personas necesitadas.
Vestidos con camisetas blancas y unas chicas con adornos navideños en sus cabezas, se los vio caminando sobre una acera de la calle Chile cargando cartones con tarrinas de alimentos y golosinas.
En medio del bullicio del tráfico, entre el caminar de transeúntes, el gesto solidario de los jóvenes llamó a atención en las diferentes cuadras por donde pasaban. Entregando una funditas de galletas y un refrigerio, iban cumpliendo su meta, hacer sonreír a varias personas, porque su alegría era la de ellos.
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Angie Montalván, de 20 años, precisó que esta jornada la cumplen desde el 2020, luego de palpar a decenas de personas en las calles. Por ello, con unos amigos se propusieron hacer sonreír a menos favorecidos.
Según la joven, esta obra solidaria solo la ejecutan un día de diciembre, en vísperas de Navidad. Previamente, con rifas, recaudan los fondos para adquirir los víveres y preparar el plato de comida que ofrecen, así como juguetes para los niños.
"Como la mayoría trabajamos, solo hacemos la entrega en una tarde. Salimos desde las 14:00, hasta las 18:00 y solo lo hacemos en el centro, por seguridad no tenemos un punto exacto para entregar las donaciones, sino que buscamos a la gente que está en condición de calle", manifestó la joven.
Antes de la arteria Aguirre detuvieron la marcha de un reciclador, quien andaba con un aspecto despeinado y llevaba un saco con botellas plásticas. Al recibir la tarrina de comida, él regaló una amplia sonrisa a los jóvenes y también les pidió una funda de caramelos.
"Son para los niños", le dijeron y él sin miramiento les respondió: "Yo también tengo mis niños". "Seguro", le replicó Angie y él, de modo jocoso, contestó: "el seguro (refiriéndose al IESS) queda más abajo", y todos se rieron con su broma y enseguida fue favorecido también con las golosinas.
El reciclador, quien manifestó que lo conocen como Cuchifrito, se marchó agradeciendo que ya llevaba una tarrina de comida para calmar su 'leona'.
Angie junto a sus amigos, dos de nombres Orly, Kathy, Belén, David, Andrés, María, Karina y Daniela continuaron repartiendo sus tarrinas de comida. Un vendedor ambulante, un menesteroso con sus ropas raídas que estaba sentado en la esquina de la calle Luque, también fueron favorecidos.
Metros más adelante, a una madre, Wilmarys Brizuela, de 37 años, quien sentada en la vereda, con su parejita de niños de 3 y 5 años, esperaba la colaboración de los transeúntes, 'se le hizo' la tarde.
Ella fue otra de las que recibió sus obsequios con la jornada solidaria de los jóvenes. Le entregaron comida para los tres y para los niños, además, hubo unos pequeños juguetes.
Con las sonrisa de los menores de edad que no soltaban sus regalos y de su madre, los universitarios continuaron con su entrega de tarrinas de comidas y caramelos, procurando hacer sonreír a más personas. Un momento de alegría era la mejor recompensa a su labor ante la proximidad de la Navidad. (IC)
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