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Los juguetes más económicos son buscados por las familias en las calles del centro.Angelo chamba

Quito: Toda la familia por un muñeco

Comerciantes de locales se vuelcan a las calles para captar más clientes, quienes van ‘en gajo’ a comprar los juguetes de moda, pero baratos.

Como el juego del gato y el ratón, los comerciantes y las autoridades ocupan el espacio público del Centro Histórico de Quito. Pero dentro de esta dinámica hay desesperación.

Los vendedores de los locales comerciales optaron por sacar sus productos a las veredas para captar más clientes. “La gente no entra, nos toca buscarlos de algún modo”, dice Gabriela, quien vocea sus productos en la calle Imbabura.

En el portal de un edificio se acomodan los juguetes, entre los que sobresale un muñeco llorón, un bebé de caucho que saca lágrimas de sus ojos. “Son la sensación desde el Día del Niño”, comenta Gabriela.

Aunque no todos compran, solo averiguan precios y siguen caminando en medio de la aglomeración que los agentes metropolitanos –el último fin de semana se desplegaron 130– intentan dispersar. Ellos avanzan en escuadrones y los comerciantes esconden sus juguetes y ropas. Apenas se van alejando se vuelven a acomodar en las veredas o incluso en media calle.

Fernanda es vendedora ambulante desde hace 25 años, en su coche lleva también los famosos bebés llorones, pero la venta no ha sido regular por las veces que ha tenido que empujar su carrito para esconderse. Así desde las 09:00 hasta las 19:00.

El precio de este juguete oscila entre los 10  y los 16 dólares, dependiendo de los accesorios que se requieran. “Se vende, pero no como para recuperar lo perdido en el año. Esta vez invertí menos para no correr riesgo de perder dinero”, explica Fernanda.

Los precios no pasan de los 20 dólares, aunque este año para eso no alcanza. Lorena ha caminado por toda la calle Chile buscando juguetes para su hija de cuatro años. “Uno que le guste pero que sea barato”. Para la pequeña la opción fue una sirena musical que cuesta seis dólares. Para esta compra salieron de casa los padres, la niña y un bebé de meses.

“A veces es más la gente que lo que compran”, dice Gabriela, quien en menos de un minuto es capaz de explicar todas las características de los juguetes.

Desde la semana pasada, precisamente se desplegaron más uniformados de la Policía Nacional, Agencia Metropolitana de Control, Tránsito y Fuerzas Armadas para controlar las aglomeraciones. En total unas 200 personas.

“El centro siempre se ha llenado de gente en los días antes de la Navidad, pero ahora es peligroso. No hemos salido de la pandemia”, dijo Sandy Campaña, administradora de la Zona Centro.

Otro de los juguetes más solicitados son los personajes de películas como los Avengers o Toy Story, que no pasan de los 5 dólares. Se vende, pero los ríos de gente tampoco justifican las ganancias de los vendedores. 

Comerciante formales se vuelcan a las veredas para captar clientes.Angelo chamba

Es un lugar de encuentro

El Centro Histórico es como un gran bazar, en el que se encuentra de todo, por lo que las autoridades ya previeron que en diciembre la afluencia de gente iba a ser masiva. “No es solo la compra de cosas, sino que las plazas llaman a los quiteños a pasearse, a comerse algo. Es una dinámica histórica”, explica Estefanía Grunauer, supervisora metropolitana de Control.

 Sin embargo, este año ir a estos espacios donde hay centenas de gente sin medidas de bioseguridad puede significar un problema de salud pública, según la funcionaria. Pues esta sigue siendo una de las parroquias con más casos de coronavirus con 2.176.

Durante esta semana se han registrado 519 actos de inicio por contravenciones por mal uso de la mascarilla, distanciamiento, mal uso de espacio público y hasta ventas de musgo natural, en la ciudad.

“La situación socioeconómica de este año es muy compleja, pero no podemos olvidarnos de la salud”Estefanía Grunauer, supervisora DMQ