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Comerciantes afectados por cerco en la Asamblea
Los caseritos de la calle Piedrahita aseguran que sus ventas han bajado por las rejas que cierran esa ruta. ya no les alcanza ni para la comida.
Rejas y alambres de púas custodiaban los exteriores de la Asamblea Nacional, la mañana del 20 de junio de 2022. El debate de la derogatoria del estado de excepción mantenía en zozobra a los legisladores y a la fuerza pública.
Y, aunque la incertidumbre y el temor se sentían en el aire, eran apenas comparables con el miedo que tiene María Guamán al no llevar el pancito diario a su casa. El pequeño kiosco que le ha permitido sobrevivir por más 50 años está justo frente a la puerta principal del Palacio Legislativo y hoy sufre los estragos de paro.
La calle Piedrahita, cerrada de lado y lado, es la ruta por la que transitan la mayor parte de sus clientes. Compraban sus productos, al paso, mientras se dirigían al Hospital Eugenio Espejo, a la Maternidad Isidro Ayora o al parque de La Alameda.
Ahora, son solo los uniformados (policías y militares) y uno que otro funcionario de la Asamblea quienes le hacen "el gasto" a la caserita y ella agradece a Dios por ese gesto. De lo contrario, ya no tendría sentido dejar su hogar para "exponerse tanto" por conseguir ingresos.
Lo mismo le ocurre a Magdalena Saa, quien tiene un puesto a pocos metros del de María. Su hijo dice que no solo están fregados por el cierre de la Piedrahita, sino también por el incremento que han tenido los productos que comercian.
"Ya no nos alcanza para nada. Es muy difícil sostener a la familia con tan pocos ingresos. Yo le acompaño a mi mami hasta la tarde, pero apenas vende algo", concluye.