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Vivi y Beto se dedican a vender artesanías, una forma de ganarse la vida e ir conociendo el Ecuador.Jerson Ruiz

¡La combi-casa!

La pandemia del COVID los agarró aquí. En su carrito tienen sala, comedor, cocina y hasta baño. Él se hizo barcelonista por el regalo de un hincha.

Un día en Buenos Aires, Argentina, decidieron dejar la vida normal que tenían, por una llena de aventuras, adrenalina y, sobre todo, conocer a nuevos amigos, ciudades y costumbres.

El 12 de enero de 2019 salieron y como meta se pusieron unir a América. La misión se llamaría: Viaje al asombro, Argentina - Alaska.

Vivi López y Alberto Navarro se subieron a la furgoneta Chimpurma, un vehículo que, desde hace dos años, pasó a ser su casa. Dentro del carro tienen el dormitorio, sala, comedor, baño y hasta su tienda de venta de artesanías que ellos mismos confeccionan.

Vivi y Beto en el interior de su combi, que es su casa, carro y puesto de trabajo.Jerson Ruiz

Con lo que vendieron se financiaron sus primeros meses. Pero ese dinero comenzó a esfumase en Bolivia. Llegaron a Ecuador con algo de ese billetito y aquí los agarró la pandemia.

Era 9 de marzo del 2020, estaban en Tumbaco, Quito, alistándose para viajar a Colombia, cuando se dio lo del COVID-19. No lo podían creer... días después se venía la cuarentena y las fronteras cerradas. Seguir con el viaje era imposible. Y aquí se quedaron.

Ahora deben buscar el sustento diario y no se quejan. Aunque a ratos recuerdan las comodidades de su casa en Buenos Aires, lo que han vivido no lo cambian por nada. Allá quedaron sus hijos, cinco en total; 3 de él y 2 de ella.

De una, la amarilla

En Bolivia permanecieron cuatro meses y a finales de 2019 llegaron a Ecuador. Hicieron una escala en Arenillas, provincia de El Oro, y allí tuvieron algo así como un “bautizo deportivo”.

Un ecuatoriano se le acercó a Alberto y le preguntó de qué equipo era. El argentino le respondió: “de River Plate”. Fue entonces que el compatriota entró en acción diciéndole que desde ese momento sería barcelonista y le regaló una camiseta del Ídolo.

“Fue una locura, tenía poco tiempo en Ecuador y ya tenía equipo. Me obsequiaron la camiseta de Barcelona y esa amarilla la he visto en todas partes”, expresa Beto, como lo llama su mujer.

Los viajeros en el interior de su carro.Jerson Ruiz

La pareja ha recorrido Costa, Sierra y Oriente. Le ha tocado trabajar desde pintando departamentos hasta “lo que salga”, pero nada ha hecho cambiar ese espíritu de aventura que tiene.

El clima de Ecuador les encanta y eso ha sido una gran sorpresa para ellos. Se ríen cuando cuentan que aquí en invierno hace calor.

Pero para los Navarro lo mejor que han encontrado en el país es la calidad de su gente. Dicen que “hacer amigos ecuatorianos es un regalo de Dios”.

La cocina que tienen dentro de su furgoneta celeste.Jerson Ruiz

Y EL SUEÑO

A los argentinos los encontramos en el sector del Manto de la novia, en Baños, Tungurahua. Ellos duermen donde la oscuridad se haga presente. Se han adaptado a vivir en su furgoneta. No saben cuándo se van a ir de Ecuador, una pequeña cocina es la que sirve para la alimentación.

Por el momento su objetivo de llegar a Alaska es incierto, imaginan cruzar el canal de Panamá y vivir más aventuras. Anhelan que la pandemia del COVID-19 se supere, pero por ahora ellos cada día se sienten más ecuatorianos.