Exclusivo
Actualidad
Lo 'turro' y lo 'pepa' de las clases virtuales
Expertos aciertan en que la pandemia del coronavirus afectó, para bien y para mal, la educación. Muchos no se acostumbran a esta forma de aprender
Roberto Cedeño es padre de tres hijos: dos de ellos ya terminaron el colegio y están por empezar la universidad, pero la última, Cinthia Cedeño, está cursando aún la escuela. Sin embargo, no lo hace de forma normal --como antes-- sino que debe prender una computadora, estar sentada por varias horas y hacer algo difícil en este contexto: prestar atención.
Es que la pandemia del coronavirus vino a distorsionar todo lo planeado, incluso hasta la educación, haciendo que millones de estudiantes en el mundo ya no vayan a un centro de estudios presencial, sino más bien reposen en un aula virtual llena de aparatos electrónicos y de una comunicación no tan asertiva donde lo que menos hay, para ellos, es un feedback.
"Yo me quedo con la educación de antes, donde sentía que aprendía. Ahora, en estas clases virtuales, nosotros los padres debemos estar pegados junto a los chicos para que no pierdan la atención a lo que se está enseñando. Es sumamente agotador. Por eso prefiero que haya un metodología de aprendizaje virtual, porque algunas instituciones lo hacen de manera empírica", comenta Cedeño.
Sin embargo, Cecilia Rengifo, licenciada en Comunicación Social, quien ha dado clases en varias instituciones públicas en Guayaquil, menciona a EXTRA que las clases virtuales "vinieron para quedarse". Eso sí, sin avisar, indica, y considera que las presenciales dan un elemento más que importante que las aulas virtuales no: vivir en comunidad.
"En cierta forma las clases virtuales son muy beneficiosas, pero te quitan esa facilidad de aprendizaje en comunidad. Claro que se puede aprender en línea, pero cuando hay una retroalimentación 'face to face' lo discutido formará parte del dinamismo de estudio, cosa que no se ha logrado con la clases online, hablando de estudiantes de educación básica, por supuesto", manifiesta Rengifo.
Además, dice que, básicamente, los estudiantes universitarios pueden sobrellevar la carga de una clase virtual porque ellos "probablemente han alcanzado cierta madurez educacional" por lo que pueden tener una mayor experiencia en el estudio online.
"Sabemos que los chicos de este siglo son muy tecnológicos. Pero eso no quita que a los estudiantes se le torne complicado aprender mediante esta vía", enfatiza Rengifo.
Pero para otros profesores, el confinamiento por culpa del temible COVID-19, hizo que se evidencien en mayor grado las necesidades del sistema educativo, donde lo que se debe alcanzar es la transformación de las instituciones educativas en organizaciones virtualizadas que se caractericen, primordialmente, por ofrecer a sus docentes, estudiantes y padres de familia la sostenibilidad de los procesos educativos bajo cualquier situación.
“La educación debe venir con certezas, jamás con incertidumbres”, dice Alegría Crespo, experta en pedagogía, quien expresa que la escuela y el colegio se deben digitalizar progresivamente, romper el tiempo y el espacio; y contar con profesores que guíen a sus alumnos con un lenguaje sencillo para generar dinámicas vivas en el aula virtual.
Por otro lado, está el compromiso de las instituciones de proporcionar recursos a sus docentes que aporten con lo anteriormente planteado. "En el caso de Ecuador, Santillana es la pionera en implementar una metodología blended en el país, con un programa que se llama B-Learning Compartir", indica Crespo.
Esta metodología define claramente el rol de cada uno de los actores involucrados en el sistema educativo, es así como el profesor funge como tutor y guía del proceso, creando condicionamientos para que el estudiante, de manera progresiva, sea más independiente.
Esta dinámica, representa un soporte y apoyo para impartir clases, sin tener que enfrentarse a dificultades tecnológicas y de enseñanza.
LO 'LÁMPARA' DE LAS CLASES VIRTUALES
La ingeniera comercial, María de Lourdes Hervas, docente de una institución privada, cuenta a EXTRA que no ha sido fácil llevar a cabo el proceso educativo de forma virtual, ya que el centro no cuenta con sus plataformas digitales.
"Estamos 'saturados' con el tema de las clases virtuales. Ya Zoom no nos abastece y hemos pedido a la institución que adopte una plataforma para impartir el conocimiento a los 'futuros de la patria'", dice la educadora.
Así como 'Miss Malú', cómo le dicen sus estudiantes, existen varios profesores que están 'hasta la coronilla' por el uso de la aplicación Zoom.
"Los estudiantes no prestan atención a las clases, no apagan el micrófono cuando es debido. Además, tenemos inconvenientes al momento de la revisión de tareas. Por eso exigimos que haya un pronunciamiento del Ministerio de Educación para implantar una metodología única para todo el espectro educativo virtual", enfatiza Luis Ochoa, profesor de inglés y colega de miss Malú.
Entre tanto, el diseñador gráfico Roberto Martinetti sostiene que hay empresas tecnológicas que han empezado a ayudar a su forma; abriendo sus herramientas educativas al alcance de todos.
"El objetivo es que nadie se quede atrás. Otros servicios gratuitos como el paquete de ofimática Drive, desarrollado por Google, es bastante útil para completar las tareas exigidas en clase", señala el también coach en tecnología y aplicaciones móviles.
"Se está utilizando mucho a nivel Latinoamérica, empujados por el coronavirus. El gigante de internet también cuenta otra plataforma, Classroom, que permite a alumnos y profesores comunicarse y organizarse en las tareas diarias", agrega.
EL MONSTRUO TECNOLÓGICO SACA VENTAJA
El negocio de la educación es sublime donde muchas plataformas y herramientas de Internet han querido 'evangelizar' el aula digital a través de un suite de herramientas dirigida a profesores para adaptar la educación a distancia.
A través de una plataforma Educamos, que está vinculada con servicios de Microsoft, los profesores envían las tareas a sus alumnos. Así, el uso de la aplicación de videconferencia Skype, las aulas colaborativas con Microsoft Teams o el uso de un cuaderno digital con OneNote se han convertido en el kit de supervivencia para miles de estudiantes.
"Incluso TikTok, el fenómeno mundial de los videos cortos, ha activado una campaña livestream con los creadores de la plataforma para poder reforzar su relación con la comunidad compartiendo sus talentos y habilidades con ellos durante estos estos días", menciona el ingeniero en Diseño Gráfico a EXTRA.
¿Y DÓNDE QUEDAN LOS PADRES?
Para los padres de familia, la educación a distancia por la emergencia del COVID-19, se presenta como un desafío impensado.
Algunos lo ven con buenos ojos afirmando que es una buena oportunidad para que los niños adquieran un mejor manejo de las plataformas educativas y autonomía en sus tareas escolares; y otros están preocupados porque no logran aprender a manejar la plataforma en las cuales sus hijos tiene que recibir y remitir los conocimientos y sus tareas: agregando a ello que no tiene el acompañamiento adecuado de los docentes.
Para la catedrática Cecilia Freire, exviceministra de Educación, la posición de los padres es compleja porque, por un lado, muchos no tienen cómo ofrecer a sus hijos herramientas como un computador con conexión a internet y, por otro, los de estratos más bajos, que no estudiaron, no tienen idoneidad para ayudar a sus hijos.
"Lo que me preocupa es cómo se va a evaluar a los estudiantes. Algunos consideran que, como consecuencia de esta educación, desencadenará un problema de aislamiento social y de relación interpersonal de niños y jóvenes. Pero lo más preocupante es que se puede retroceder en todo el camino recorrido en la búsqueda de la educación inclusiva", expresa Freire a EXTRA.
La realidad exige, según Freire, una respuesta activa y afectiva al pacto educativo entre los padres y profesores, entre la escuela y familia. "Se hace urgente el remar juntos, los profesores y padres en la misma dirección", argumenta.
Para la exdocente de la Universidad Católica de Guayaquil, será muy edificante y ejemplar, para los estudiantes, ver y escuchar a sus padres y profesores hablar en el mismo lenguaje pedagógico y didáctico, buscando hacer más efectiva y eficaz la propuesta de la educación virtual.