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"Nos cierran los vidrios", dicen comerciantes tras incidente con chamos
Violencia de extranjeros 'fregó' a los vendedores, causando temor ciudadano. Estos hechos generan estigmas contra emprendedores, dice un sociólogo
El sol le quema el rostro a Ricardo Lezcano. Bajo un intenso calor intenta vender botellas con agua en la avenida Isidro Ayora, al norte de Guayaquil. Es difícil. Los conductores suben los vidrios de las ventanas de sus carros y no le paran ‘bola’. Tienen miedo.
El martes pasado su jornada estuvo ‘jodida’. El venezolano sospecha la razón por la cual es ignorado... El día anterior, en ese sector, dos compatriotas suyos agredieron a un ciudadano por no dejarles limpiarle el parabrisas a cambio de dinero.
“Nos juzgan a todos por igual, pero también muchos solo queremos llevar algo de comida al hogar”, manifestó el joven, mientras tomaba un descanso.
El incidente le pasó ‘factura’. Lo poco que pudo vender fue gracias a sus clientes habituales, que ya lo conocen y saben que no es ‘mañoso’.
Lezcano, quien lleva tres años en Ecuador, dijo que él y otros ‘chamos’ sufren señalamientos cada vez que alguien de su país comete un delito que se vuelve viral en las redes sociales, como pasó el lunes.
Atribuye esa actitud a la xenofobia que demuestran muchas personas, según comentó, porque piensan que todos los venezolanos incurren en actos delictivos. “Yo estoy legal aquí, trabajo honestamente. Asimismo hay compañeros que buscan ganarse el sustento. Son buenas personas”, enfatizó.
Lisandra Guzmán, también venezolana, quien vende ciruelas en el mismo lugar, entiende que la ciudadanía tenga recelo por lo sucedido el lunes. Sin embargo, admite que la mayoría de extranjeros llegan con el afán de trabajar y hasta terminan echando raíces aquí.
“Voluntariamente ayudé en lo que pude en la emergencia sanitaria con mis conocimientos de enfermería”, contó.
‘FAMA’ AFECTA A TODOS
El ecuatoriano Juan Carlos Andrade, quien vende helados en ese sector, expresó que la gente también les teme a los comerciantes criollos. “Por la inseguridad que vive la ciudad piensan que les vamos a robar y no es así”, lamentó.
A él tampoco le ha ido bien últimamente y pidió ayuda para que les den chalecos que los distingan, para así generar confianza entre los conductores.
PÉRDIDA DE TOLERANCIA
Para el sociólogo Carlos Tutivén, la ciudadanía actúa bajo un comportamiento comunitario en el que se visualiza a los extranjeros como diferentes. Esto provoca rechazo y recelo hacia ellos.
Explicó que si a esto se suma el cometimiento de delitos por parte de uno o varios migrantes, se rompe la frágil tolerancia con ellos y se imponen la estigmatización, la discriminación y el rechazo social.
Para cambiar esta visión negativa, se requiere reflexionar y llegar a una sensibilidad compasiva. Pero también señaló que el extranjero podría forjar lazos sociales con los ciudadanos locales para romper el estigma, como el demostrar ser trabajador.
Respecto al comercio informal, Tutivén expresó que hay que tener claro que surge como un modo de supervivencia por la crisis económica y la debilidad de la sociedad para ofrecer empleo. “Si somos conscientes de la realidad, seremos más tolerantes, pero eso sí, exigiéndole cierta racionalidad al informal (...), el aceptar ciertas reglas de convivencia en el espacio público”, comentó.