José Luis Lema es el propietario de dos farmacias ubicadas en el sector de la Martha Bucaram, en el sur de la capital.

La mañana de ayer, el morador tuvo que cerrar con prisa la puerta de sus negocios luego de que una ‘manada’ de manifestantes intentaba entrar ‘a la brava’ a los locales de sus vecinos para sacarse lo que podían.

Por la avenida principal del sector circulaba un camión con varias personas en su remolque, quienes pedían a los moradores que se unan al paro. Junto al automotor también caminaban unas personas que, según Lema, no pertenecían a su grupo.

El vecino dijo que estos eran quienes supuestamente amenazaban a los propietarios de los locales con robar sus artículos. Lema fotografió a los intrusos queriendo meterse a un local de víveres.

En dos centros comerciales ubicados en Quitumbe y Cutuglahua, respectivamente, unos individuos aprovecharon la noche del jueves para romper los vidrios e ingresar a los almacenes.

La Policía también recibió alertas de que grupos de encapuchados no permitían el paso de los camiones que llegaban desde la Panamericana Sur con alimentos. Les robaban los productos y pinchaban sus llantas para que no puedan ir a denunciar. 

El juego ‘del gato y el ratón’ en el norte

En Gualo, norte de Quito, los ánimos amanecieron álgidos. Los comuneros cerraron la vía en ambos sentidos, pero poco después llegó un contingente de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) para dispersarlos.

Mientras los uniformados avanzaban, los protestantes respondían con piedrazos. Terminaron de replegarse ante las bombas lacrimógenas que fueron lanzadas. Un hombre resultó herido.

El joven recibió el impacto de una de las bombas en una pierna por lo que se le dificultaba caminar. “Llamamos al 911 y dijeron que nos confirmaban”, dijo Luis Ramírez, uno de los vecinos.

El morador reclamó que los agentes habían intentado entrar a su casa. “Ni siquiera estaba en la protesta”, dijo.

El coronel Luis Cajas, jefe del Distrito Calderón, comentó a EXTRA que fue necesario desplegar más de 100 policías para controlar la situación. “Esta es una arteria principal de Quito que une el norte con el sur, pero también une la ciudad con el norte del país”, agregó.

La vía se despejó al tráfico vehicular luego de que una maquinaria retirara la arena y los escombros que la obstaculizaban. Sin embargo, se convertía en el juego del gato y el ratón, pues si uno de los ‘bandos’ retrocedía el otro avanzaba. Todo en medio de gritos de los comuneros.