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‘Chongos’ reabren con ‘platos picantes’
En El Oro, centros de diversión nocturna se reactivaron. El ‘cuerpeo’ se permite con distanciamiento visual
‘En cuatro’, ‘filo de cama’ y ‘espalda’, son los tres ‘picantes platos’ que aplican actualmente los prostíbulos de Machala, luego de que culminara el estado de excepción focalizado en la provincia de El Oro, debido a la variante delta, y el COE cantonal liberara a la ciudad de todas las restricciones.
Los bares, discotecas y ‘chongos’ tuvieron que esperar un año y cinco meses para volver a abrir legalmente sus puertas. Esto, porque en medio de la crisis, ciertos locales funcionaban en la clandestinidad o simplemente tras ser clausurados se rehusaban a acatar las disposiciones.
Los administradores de estos locales estaban desesperados y en varias oportunidades protagonizaron manifestaciones en la urbe. Inclusive las trabajadoras sexuales se tomaron las calles para solicitar al COE cantonal de Machala les permita trabajar tomando las debidas medidas de bioseguridad y, aunque fueron escuchados, tuvieron que esperar.
Ahora son nuevos tiempos y los establecimientos deben cumplir con los aforos, horarios y protocolos, de lo contrario corren el riesgo de ser clausurados. Para el efecto, el COE nacional recomendó un aforo del 50 % en espacios cerrados y 75 % en espacios abiertos.
Los operativos de la Intendencia de Policía y comisarías estarán enfocados en vigilar que los locales de diversión nocturna cumplan con las reglas, como por ejemplo uso obligatorio de mascarillas, distanciamiento, permisos de funcionamiento y los prostíbulos que acaten el denominado ‘coronasutra’.
Precisamente allí se prestará mayor atención porque el consumo de bebidas alcohólicas será personal y el ‘cuerpeo’ debe mantener cierto distanciamiento y aseo.
El ‘punto’ en La Puentecita, ubicado en la vía Balosa, tiene un costo de 10 dólares y desde el jueves 2 de septiembre que volvió a abrir sus puertas se ajustó a los nuevos cambios. Nadie entra sin mascarilla, se les toma la temperatura, cancelan 2 dólares de ingreso, reciben una ‘biela’ personal y pueden ubicarse en cualquiera de las 40 mesas habilitadas, mientras pegan un vistazo a las primeras diez chicas en bikini dispuestas a dar un poco de placer.
Manuel Medina, socio del establecimiento, indicó que hicieron algunas adecuaciones en La Puentecita. “La crisis nos tenía fregados, dejamos de trabajar desde el 12 de marzo de 2020 y hoy esperamos que las cosas mejoren”, puntualizó.
Karina Bravo, presidenta de las trabajadoras sexuales de El Oro, expuso que también fueron afectadas por las crisis económica. Por ello buscaban reactivarse con el menor contacto visual con el cliente. Agregó que las trabajadoras fueron capacitadas en temas de bioseguridad, se les realizaron pruebas de VIH, COVID-19 y ahora también están vacunadas.