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Chivatero, un perrito que se gana la 'jama' con el sudor de sus patas
Un can mestizo es la admiración de una camaronera del cantón Jama, por su ejemplo de trabajo y responsabilidad. Es el encargado de cuidar a decenas de cabras
Dicen que la lealtad de un animal no conoce límites. Y vaya que en el caso de Chivatero, un perrito que pastorea cabras en la campiña manabita, esa máxima se cumple a cabalidad.
El can vive en una de las camaroneras del cantón Jama, ubicado en el noroccidente de la provincia de Manabí, y a diferencia de otros animales de cualquier finca o granja, en lugar de estar holgazaneando y retozando entre las comidas del día, se levanta todas las mañanas a devengar los alimentos y el alojamiento que recibe.
El trabajo de esta mascota de raza mestiza es arrear y cuidar de los chivos cuando estos van a las praderas a pastar y lo hace con tal pericia que hasta ahora ni uno de los cornudos mamíferos se le ha perdido.
La historia trabajo y responsabilidad de 'Perro Chivatero', nombre que le han dado en la camaronera, inició en 2018, cuando tenía pocos días de nacido. Su entonces propietario, Carlos Vera, lo llevó a regalar a ese sitio y desde entonces aprendió a convivir con los 'chivatos', como denominan en el campo a chivos y cabras.
"El perrito tomaba leche de cabra y dormía desde chiquito en el corral con los animales, por eso es que se engrió de ellos", explica Pedro Rivera, un trabajador del lugar, quien se encarga desde hace veinte años en cuidar la camaronera, propiedad del empresario Álex Cevallos. Y ahora también cuida del can.
Aunque no tiene pedigrí, el perrito de contextura delgada y cuatro manchas color marrón en su pelaje blanco, es querido por todos los humanos y animales del negocio de cultivo y producción de camarones.
UN TRABAJO BIEN HECHO
La jornada laboral del protagonista de esta historia comienza a las 8 de la mañana. Apenas Rivera se acerca al corral donde duermen 68 chivos, el sabueso se levanta y estira sus delgadas patas; luego se acerca para recibir cariño y la orden de ir a trabajar, expresada con una palmadita en su cabeza.
A partir de entonces, el can se lleva consigo 34 chivatos adultos, pues los más pequeños se quedan en el corral.
El sabueso de nariz fría, que a ratos es llamado a través de un chiflido por Rivera, no está solo en su trabajo. Tiene como compañera a una perra hembra llamada 'chivatera'.
La mayoría de veces la pareja de mascotas sale junta a pastorear pero en los últimos días él lo hace solo, porque ella acaba de parir su primera camada de "chivateros". La perra se queda cuidando de sus tres crías, que son vistas desde ya como los futuros pastores de cabras.
Los chivos hacen 2 km de recorrido de lunes a domingo. A veces los acompaña el nieto de Rivera, un niño de 13 años que viaja en su bicicleta para que nada malo les pase. Durante las 8 horas que pasan fuera del corral, los caprinos comen pasto y toman agua dulce que encuentran en el camino. Descansan y visitan las camaroneras aledañas del sector, hasta donde el perro les permita estar.
Los chivatos no se mueven del corral sin el perro, lo siguen a cualquier parte, por eso el can siempre camina al frente. Aunque en algunas ocasiones se confunde con ellos.
El perro pastor está pendiente de que ningún carro o moto atropelle a sus cabras, y cuando ve un vehículo a lo lejos, de un ladrido los enfila o les muerde ligeramente las patas traseras para que le hagan caso.
"Él ya sabe como dominarlas, además del tiempo de estadía en cada pasto que encuentren por el camino para comer", afirma Rivera.
El perro no le tiene miedo a nada, ni a los demás perros callejeros que cruzan por el lugar. Más bien se detiene delante de su ganado y mira fijamente a quien tenga en frente.
Pedro cuenta que el perro regresa a tomar agua solo en caso de encontrarse cerca de la camaronera. Y cuando ya son cerca de las 17:00 sale para atajarlos y entrarlos al corral nuevamente.
Al perro no se le pierde ni un chivo. Inclusive cuando cuando alguno escapa, Rivera le pregunta: "Oye ¿dónde están los chivatos? ¡Te me vas a buscarlos!"; el can le responde moviendo su cola y lo lleva a donde están los animales.
Todo Jama conoce hoy de este animal y su gran labor con el ganado caprino. Cuando pasan junto a él y los chivos, los lugareños reducen la velocidad para saludarlo. Más de uno quisiera tenerlo como mascota. Pero, según sus actuales propietarios, este animal difícilmente se adaptaría a otro ambiente que no sea el de las cabras.