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Chimborazo: La desgracia sepultó a Nuevo Alausí
Familias buscan sacar sus enseres, pues no pueden volver a sus viviendas. Geólogos de Quito viajarán a la zona cero.
La zona de Nuevo Alausí, en Chimborazo, es un pueblo fantasma. Se escuchan solamente las maquinarias de los rescatistas, pero también el cacareo de gallinas, el parpeo de patos y los gruñidos de chanchos.
En el puente que conecta la zona con el resto del cantón Alausí se han agolpado decenas de personas esperando noticias, pero sobre todo para sacar sus enseres. Y tras recuperarlos, conseguir un camión para llevarlos a casas de familiares cercanos.
María Mendoza esperaba sobre un sofá lleno de polvo. En el momento del derrumbe ella estaba en una cancha con su hija y por eso se salvó, contó a EXTRA. “A mí me llamaron y cuando intenté ir a mi casa ya no me dejaron. Todo estaba destruido”.
Pasó la noche en la vivienda de un pariente, pero no durmió. La angustia no la dejó, pues su prima y su familia quedaron bajo los escombros de su casa. “Hay mucha más gente sepultada, no nos quieren decir”, reclamó.
Apenas amaneció ayer 27 de marzo corrió al puente, pero de sus familiares ni una señal. Ella ha llorado toda la noche. Cuando narró lo ocurrido no pudo evitar hacerlo de nuevo. “No podemos más con la angustia. Necesitamos encontrar aunque sea los cuerpos”.
El traslado
Lugareños se han ofrecido a cargar los electrodomésticos mientras transportistas han brindado fletes gratis, aunque no se dan abasto, mientras los afectados esperan con paciencia. “Llevamos horas aquí con las cositas, ojalá no llueva”, dijo una mujer.
Luis Yautivo llegó a la zona cero del derrumbe por su hermano, para rescatar también sus cosas. Su casa no quedó bajo las toneladas de tierra, pero sí está en riesgo, y las autoridades ya no dejan que nadie se quede cerca.
“Nos dijeron que ya no se puede vivir aquí, que habrá otro derrumbe”, explicó Luis.
La familia se unió para recoger las cosas y llevarlas a una comunidad cercana. “La casa ya no importa, ahora solo hay que mantenerse vivos”.
El coronel del Ejército, Gabriel Zárate, informó que aún se busca con canes a algún sobreviviente, ya que 60 casas quedaron bajo tierra, según el uniformado. “Un total de 50 familias ya fueron evacuadas hasta ahora”, precisó.
Se espera que aún pueda rescatarse a más personas, por ello hay que circular en silencio en la zona cero.
Zárate no confirmó si hay riesgo de un nuevo derrumbe, pues aún estaba pendiente una reunión con el gobernador de Chimborazo y los demás organismos de socorro.
Deslaves ocurridos hace miles de años
La mayoría de los habitantes evitaron hablar, aunque sí manifestaron su enojo. María, una de las residentes, reclamó por la supuesta inacción del Municipio de Alausí, pues se esperaba que hubiera un plan de evacuación desde varios días. “Vienen cuando ya todo está dañado”, dijo.
Funcionarios de la Secretaría de Gestión de Riesgos y otros equipos de rescate permanecen en las zonas afectadas, ayudando a los damnificados a buscar un albergue y apuntalando las viviendas que se puedan salvar.
Mientras tanto, desde Quito un equipo de la Escuela Politécnica Nacional acudirá este martes 28 de marzo a levantar datos y desarrollar un mapa de susceptibilidad, que servirá como una herramienta para que las autoridades locales puedan evacuar a las personas que viven en las zonas vulnerables a los deslizamientos.
Eliana Jiménez, docente del departamento de Geología de la Escuela Politécnica Nacional, explicó que la zona donde ocurrió la desgracia tuvo un megadeslizamiento hace miles de años.
La experta precisó que este fenómeno dejó un terreno con altas pendientes e incisiones de ríos, que son precondiciones para que suceda un movimiento de masa. En el caso de Alausí, las lluvias reactivaron las zonas susceptibles de estos terrenos y ocurrió la tragedia.