Exclusivo
Comunidad

Su fe en Dios lo lleva a servir y afirma que lo hará hasta el último día de su vida.Cortesía

Chequeos y medicina gratis con el ‘doctor Solidaridad’

Galeno separa el 10% de su salario para comprar fármacos y regalarlos a ‘pipol’ de escasos recursos en la provincia de Los Ríos. También les pega su 'chequeada'

Joel Baldospin tiene 33 años y desde hace una década sirve al prójimo con atención médica. En el primer lustro lo hacía como miembro de brigadas, solo era un estudiante, pero desde 2016 asiste a personas de escasos recursos en las áreas rurales de Babahoyo y Juan Montalvo (provincia de Los Ríos), esta vez como profesional de la salud.

Sus visitas son cada dos o tres meses, antes y durante la pandemia. Ni los fuertes inviernos o los ríos desbordados impiden que el doctor de la solidaridad aparezca.

Sus pacientes son la ‘pipol’ vulnerable: embarazadas, adultos mayores y niños; aunque afirma que ha asistido a gente con dengue y con Covid-19 leve y moderado, pues su experiencia como galeno en el Hospital del IESS Milagro, le ha servido.

La pobreza de la población le conmueve, por eso destina el 10% de su salario para comprar medicamentos y entregarlos gratuitamente. Lleva vitaminas, ácido fólico, suero oral, complejo B, antibióticos, entre otros.

Desde vitaminas, antibióticos, sueros orales y demás fármacos lleva el doctor solidario.Cortesía

“Vivir para servir”

Planifica las visitas y trata de rotar de sitio para asistir a más gente. Usualmente busca un contacto en el área, quien le tiene preparado un grupo de pacientes, una mesa y dos sillas. Su consultorio es al aire libre y casi siempre un árbol lo cobija. En un día atiende a unas 60 personas. Su jornada puede ir de cuatro a ocho horas.

Dice que hay que vivir para servir, aunque suene a discurso de político en campaña. No solo cree que hay que ayudar con calidad, la calidez es importante para él, que el paciente sienta que el médico realmente se interesa en él,  no solo en su salud, sino en su bienestar integral.

“No nací en cuna de oro, en un momento de mi vida no tuve acceso a la medicación por falta de recursos. Aparte que la gratitud que veo es única. Una vez un ancianito que atendí y pide limosna, me quiso dar sus únicos 25 centavos, no olvido su gesto”, menciona.

También cuenta que algunas personas le quieren regalar gallinas como pago, pero no las acepta porque sabe que no tienen qué comer y él sirve no buscando que le devuelvan el favor, pues sabe que Dios le paga. Él no habla de religión, sino de fe en el Todopoderoso.

“Personas quieren unirse a la obra social, donar medicación, pruebas rápidas de Covid”, cuenta el doctor, quien solo busca que la salud llegue a todos, en especial a los lugares olvidados... donde pocos quieren ir.

Se pega su ‘cuche’

Cuando puede, luego de servir se refresca en uno que otro río. Su favorito es el Montalvo, uno de los más representativos de la provincia de Los Ríos. A este afluente lo conoce desde niño y le gusta la limpieza de sus aguas.