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Para reforzar las seguridades, diferentes entes controlan el casco colonial.SCM

El Centro Histórico de Quito convive con escándalos, robos y trabajo sexual

La sociedad civil lamenta la falta de regulación de ciertas actividades que -según estiman- atraería la delincuencia. 

El centro histórico de Quito convive con la delincuencia, los escándalos y el trabajo sexual. Estas son situaciones que generan malestar entre los habitantes de este importante casco urbano. Y las cifras, al menos para los dos primeros puntos, dejan una clara evidencia al respecto.

Entre el 1 de enero y el 22 de diciembre de 2022, al Servicio Integrado de Seguridad ECU 911 se reportaron 1.887 escándalos, lo que refleja un promedio de una alerta de este tipo cada cuatro horas y media.

Jhofre Echeverría, presidente del Buró del Centro Histórico de Quito, que representa a los actores turísticos, culturales y comerciales de esta zona, sostiene que esto se debería a la falta de una normativa que regule los sitios que operan en la informalidad y atraen estos problemas, como bares clandestinos, casas destinadas al trabajo sexual y edificaciones que usan letreros de residenciales y hostales sin contar con permisos oficiales.

En el centro histórico las trabajadoras sexuales han sido blanco de críticas.GUSTAVO GUAMAN

Robos

Para citar un ejemplo de los riesgos que hay en el sector, el dirigente hace referencia al hecho delictivo acontecido el martes 20 de diciembre, cerca de la calle Esmeraldas, justo en un área en la que proliferan sexoservidoras, sobre todo desde que empezó la pandemia, explica.

En este caso, la Policía informó que la víctima fue un hombre de 37 años, quien caminaba por el lugar cuando fue sorprendido por una mujer que le preguntó la hora, como excusa para hacer que se detuviera y un individuo -por la espalda- lo agarrara y amenazara con un cuchillo para llevarlo hasta una casa de tolerancia y despojarlo de su teléfono celular.

Al salir del sitio, el perjudicado alertó a los policías que estaban en la zona y se logró la detención de dos personas: la ecuatoriana Angélica María Muñoz Ulloa, de 33 años, y el trans venezolano Anderson Jesús Level Calzadilla, de 24. Tras la aprehensión, habrían entregado el objeto robado.

En la audiencia de formulación de cargos, las autoridades judiciales determinaron que no había elementos para procesar a la extranjera, mientras que en contra de Muñoz sí se inició una investigación por el delito de robo. Sin embargo, no se le ordenó prisión preventiva, sino el cumplimiento de otras dos medidas cautelares: la prohibición de salida del país y la presentación periódica, los días lunes y viernes, ante la Fiscalía que lleve la causa.

Patricio Vargas, jefe policial del distrito Manuela Sáenz, mencionó que no es la primera vez que se reporta un caso de delincuencia relacionado con trabajadoras sexuales. “No estamos etiquetando a este grupo ni estamos juzgando, pero no es el primer caso. Ya hemos tenido varios casos (...). Lamentablemente, no todos son denunciados”, argumenta.

La falta de quejas formales sería un problema recurrente, pues incluso por este último suceso no existen registros de una denuncia asentada por la víctima en el Ministerio Público.

Policías recorren a pie, uniformados y de civil.GUSTAVO GUAMAN

Esta situación contrasta con las alertas que sí se registran en el ECU 911 por los robos. Según las estadísticas de esta entidad, en promedio se presentan dos casos al día, pues este año -hasta el 22 de diciembre- hubo 691 reportes de este delito.

Lo que llama la atención es que no existen alertas de quejas por la prostitución en este sector, que es evidente a cualquier hora del día en portales, calles y plazas del centro histórico, como constató un equipo periodístico de EXTRA durante un recorrido.

Incluso, se logró escuchar cómo se le daban indicaciones a una de las sexoservidoras, al parecer nueva en el oficio o en la zona, para que supiera cómo ingresar a los lugares en los que atienden a sus clientes. Esto fue en la esquina de las calles Guayaquil y Rocafuerte, diagonal a la iglesia de Santo Domingo.

En otra intersección, Simón Bolívar y Sebastián de Benalcázar, por la plaza San Francisco, también fue notoria la presencia de un grupo de sujetos, locales y extranjeros, que al parecer no andaban en actividades lícitas, pues al ver que unos agentes se acercaban a pie, se alejaron de inmediato.

Pedro Sánchez, comerciante ambulante, cuenta que por las calles céntricas circulan ciertos delincuentes que buscan una oportunidad para cometer sus ilícitos, pero al haber mayor presencia policial en los alrededores, se les complicaría actuar a su antojo. Por eso, suelen alejarse a sitios en los que hay menos uniformados.

“A veces lo que buscan es arranchar un celular o cualquier cosa que para ellos sea fácil de agarrar y salir corriendo (...). No se los ve que tengan armas, pero son rápidos. Esos son los robos que más se ven por acá”, asegura.

María García, también vendedora informal, menciona que ella no ha visto que se cometan asaltos o delitos similares por los lugares que recorre, pero lamenta que “así como están pendientes de los comerciantes, para que no entremos a vender, o para sacarnos si es que hemos podido pasar, así también deberían estar pendientes de los ladrones”. Su malestar se da luego de que se impidiera ingresar a la calle Sucre, pues las actividades no reguladas están prohibidas en la zona.

Regulación

Jhofre Echeverría sostiene que en el centro histórico debe existir orden, por eso para él está bien que se controle la informalidad, pero enfatiza que se debe hacer lo mismo con los lugares y las actividades que operan sin regulación.

“¿Cómo controlar algo que no está normado?”, cuestiona en referencia al ejercicio sexual, pero aclara que en esta problemática no solo tiene responsabilidad la trabajadora, porque también hay un dueño de casa que alquila habitaciones, hay también quien se lucra con la venta de alcohol, sin permisos y a pesar de eso tienen sus proveedores que los abastecen de bebidas alcohólicas y otros productos a la puerta de sus locales.

Para el líder comunitario, es necesario que se establezcan lugares en los que se pueda ejercer esta actividad, “la más antigua del mundo”, señala, donde pueda haber control, se paguen impuestos y no se afecte al turismo, “porque esto, así como estamos ahora, atrae a la delincuencia”.

Para él, la promesa de que el día que opere el metro lo hará hasta las 23:00, es aún difícil de creer, porque todavía hay muchos riesgos en el centro. “No es un tema de limpieza social, pero sí un tema de recuperación del espacio público”.

Solo una dio la cara

En el centro histórico habría al menos tres grupos o asociaciones de servidoras sexuales, pero tras al hecho ilícito en el que fueron aprehendidas las dos sospechosas, solo una dirigente dio una versión al respecto, bajo reserva de su identidad.

Ella deslindó de responsabilidad a sus representadas y sostuvo que hay personas que se mezclan entre ellas para delinquir, sin tener algún tipo de relación o compromiso con las compañeras que solo buscan hacer su trabajo.

Por eso, para contribuir con las autoridades y para tratar de evitar que se las relacione con delincuentes, indicó que organizará sus propios controles y, de encontrar alguna sospecha, alertar a la Policía.