Policías de distintas unidades especiales estaban ubicados estratégicamente en el interior e inmediaciones del Departamento de Medicina Legal, en Quito, ayer.

Esto, luego de que la noche del jueves circulara en chats de WhatsApp la alerta de que allegados de Miguel Ángel Nazareno, conocido como Don Naza, pretendían llevarse su cadáver de la morgue “a las buenas o a las malas”.

El cuerpo del hombre, quien era señalado como la cabeza de una red de captación ilegal de dinero, fue encontrado sin vida y con huellas de haber sido torturado, en Amaguaña, al suroriente de la capital.

En la morgue no pasó nada. Un grupo de familiares retiró sus restos a las 13:30 de ayer, los mismos que salieron en una carroza blanca escoltada por dos vehículos de los familiares.

Los últimos momentos

Carlos Cabrera, comandante de la Policía, indicó que la causa de muerte de Don Naza fue una herida de bala en su pierna izquierda “que causó una hemorragia aguda por laceración de la femoral”.

El oficial añadió que también presentaba heridas en sus muñecas “provocadas por un objeto constrictor”. Además, tenía golpes en su rostro. Cabrera señaló que el martes y miércoles, antes de su muerte, Nazareno estuvo merodeando por algunas localidades de la Sierra Centro.

Extraoficialmente se conoce que se paseó por Latacunga realizando “diligencias judiciales”. Una de estas la habría hecho en el Consejo de la Judicatura de dicha ciudad. Hay información de que, al parecer, estuvo hospedado en un hotel con tres personas. Eso estaría registrado en videos de cámaras de seguridad. La víctima habría sido interceptada mientras regresaba a Quito.

El general en servicio pasivo Wagner Bravo, exjefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, dijo que, según los indicios encontrados, Don Naza no habría estado con su grupo de seguridad los momentos antes de su crimen. “Si no también hubiesen aparecido muertos cerca de él”.

El exoficial presume que al quedarse sin protección pudieron atacarlo muchas personas que lo buscaban para pedirle que les devolviera el dinero. Sin embargo, a Bravo le sorprende que en la ciudad natal, Quevedo, de Don Naza nadie reclame por la plata. “Eso quiere decir que a pesar de que esté muerto, el negocio sigue en pie”.

Hermetismo en su tierra natal

El barrio donde creció Don Naza, en Quevedo, estaba vacío y había hermetismo. En la casa de Nazareno nadie quiere opinar sobre la muerte del ‘duro’ de Big Money.

Uno de sus amigos de infancia dijo que le entristeció la noticia de su muerte. Recordó que Nazareno fue una persona humilde y cuando era militar se llevaba con todo el vecindario. “Nosotros nos criamos juntos, jugábamos pelota, andábamos en bicicleta, solamente que la vida le cambió cuando sacó el negocio Big Money”, refirió.

Dijo que a pesar de todo, Miguel ayudó a demasiada gente y ese siempre fue su sueño, darle a los más necesitados.