Un mes le tomó a la Policía ecuatoriana poder extraditar desde México a Félix Ronaldo Freire Sánchez, uno de los tres implicados en la desaparición involuntaria del quiteño Hernán Patricio Mendoza Velásquez, cuyo cadáver fue hallado en las riberas del río Guayllabamba, en los límites de Pichincha e Imbabura, el pasado 27 de febrero.

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Mendoza, de 30 años, quien estaba desaparecido desde el 26 de enero, fue golpeado y apuñalado. El motivo del asesinato habría sido el robo. Fue visto por última vez en un bar de Quito.

Una fuente policial de alto rango reveló que Freire, de 24 años, viajó de manera ilegal a México evadiendo los controles para salir del país. Él, su conviviente y su hijo se radicaron en la capital del país azteca en calidad de migrantes.

“Estuvieron en casas de refugios. Alguien lo reconoció y dio la información a la policía. Pero pese a que estaba ubicado (desde) hace un mes y tenía notificación roja, es decir también era requerido por la fuerza del orden de otros países, no se lo podía detener de manera inmediata porque estaba en calidad de migrante. Notificamos que era un fugitivo de la ley, se hizo el pedido formal a través de Cancillería y así pudimos capturarlo”, explicó el oficial.

La intención de Freire, según el investigador, era junto a sus familiares cruzar la frontera mexicana de manera ilegal y así llegar hasta Estados Unidos. El pasado 6 de abril, tras las coordinaciones efectuadas entre la Policía de Ecuador y su similar de Estados Unidos, el sospechoso fue retenido en México y puesto a órdenes de las autoridades migratorias de dicho país.

“El 8 de abril, dos días después de ser detenido, el Instituto Nacional de Migración de México por fin resolvió deportarlo del territorio mexicano y le prohibió el ingreso de manera definitiva a su nación”, detalló el jefe policial. (AEB)

Freire y los otros dos sospechosos, uno de ellos también detenido, el taxista Franklin Álvarez, y al otro que se busca, René Aponte, son parte de una banda de secuestradores y escopolaminadores que operaba en los bares de Quito, indicó el jefe policial.

“Perfilaban a los hombres. Hay tres denuncias formales en contra de ellos y más de 20 víctimas que los han reconocido. Incluso hay una presunta violación de un hombre en la que ellos habrían participado, pero luego el denunciante desistió y no quiso seguir el trámite legal”, reveló el investigador.

La banda criminal, conformada por estos tres sujetos, tenía alrededor de ocho meses operando en la capital del país. Aponte ya consta en la lista de los más buscados.

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