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Caso envenenados en Pifo: ¡Más ‘candela’ a Doña Veneno!
Esta semana empieza el juicio por el crimen de los dos hijos de la mujer, en Quito. Pero no es todo. Detrás le ‘caerán’ otros procesos penales.
La culpabilidad o inocencia de Lissa María Caiza por envenenar a sus dos hijos está cerca de conocerse... Mañana empieza el juicio por el crimen de los niños, de 9 y 5 años, ocurrido el 27 de octubre de 2020, en un departamento de Pifo, nororiente de Quito.
Pero esto no terminará pronto. Doña Veneno –señalada como presunta asesina en serie– fue denunciada en la Fiscalía por el asesinato de tres amigos suyos: Jaime Yanchaguano, hallado en la casa donde estaban los menores; Marco Escanta, cuyo cadáver se encontró en junio, en Florida de Chantag, en Pifo; y José Luis Erazo, localizado en mayo en Checa, nororiente de la capital.
Aunque hasta el momento, el único que tiene avance jurídico es el caso de Escanta. Valeria Mena, abogada de la familia de esta segunda víctima, afirmó que las pericias en este asesinato han arrojado los primeros resultados que ligan a la mujer con la muerte del hombre, de 48 años.
Sí lo envenenaron
Cuando se levantó el cuerpo de Escanta se presumía que murió por un edema pulmonar tras haber tragado sus propios fluidos. Más adelante se recogieron muestras al páncreas, hígado y cerebro determinando que ingirió una sustancia similar a la que bebieron los hijos de la implicada.
“Incluso el estómago tenía una hinchazón fuera de lo normal”, confirmó Mena. Por eso se deduce que aquel químico lo preparó Caiza en su vivienda y lo llevó consigo cuando se encontró con Escanta para tomarse unos tragos.
Y la segunda prueba que la liga –a más de la huella digital que se encontró en un vaso de cerveza– es una mascarilla. Los investigadores revelaron que en la escena del crimen estaba el tapabocas con rastros del ADN de Caiza. “Para eso se le tomaron muestras a la señora procesada y se confirmó”, informó la abogada.
Al tiempo que se hacían todas estas pericias se recabaron las versiones de los parientes de Escanta, quienes fueron envenenados luego de que ingirieran un café que estaba con el mismo compuesto.
La semana pasada se intentó pedir el testimonio de Caiza por este hecho; sin embargo, ella se negó a hablar porque su defensor se ausentó.
Ante esto, Fiscalía se contactó vía telefónica con quien sería su abogado, pero la persona que contestó dijo que no tenía nada que ver con la sospechosa, contó Mena. Por ahora, se desconoce cuál será el argumento para defender a Caiza en este proceso.
Un amorío con su hermana
Las pesquisas no solo revelaron datos técnicos, sino también sentimentales. La abogada Mena comentó que una hermana de Caiza fue convocada a rendir su versión porque ella y Escanta tuvieron un amorío.
La relación empezó en la fábrica en la que ambos trabajaban, años antes del asesinato, en Pifo. Eso causó que el hombre se separara de su pareja. El año pasado ese noviazgo terminó y Caiza, al parecer, se acercó a Escanta para pedirle dinero. “Hay la constancia de que él le prestó 120 dólares”, contó Mena.
Con el paso de los días – según la abogada–, ambos comenzaron un amorío con Caiza cuatro meses antes de que Escanta fuera asesinado.