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En Quito hay una casa abandonada en la que 'habitan' almas malditas
La propiedad está abandonada hace más de 15 años, en Chillogallo. Dicen que reposan espíritus de gente muerta. Un experto explica el fenómeno.
Una vivienda abandonada de cuatro pisos, ubicada en Las Canteras de Chillogallo, en el sur de Quito, está llena de seres de otro mundo, aseguran los moradores. Ni la Policía quiere patrullar cerca de la casa porque observan sombras y sienten un ambiente pesado.
La propiedad ha sido ‘devorada’ por el tiempo. Musgo y mala hierba han invadido su estructura. La humedad ha dañado los cisnes de piedra que adornaban la terraza y la pileta que fue construida en la entrada está deteriorándose y alberga agua sucia por años. Huele a caño y a eucalipto.
Sergio, conocido en el barrio como Flaco, habla pausado mientras señala a la propiedad. “Es la casa de un cantante famoso que ya se murió”, comenta.
Mientras se aleja por un camino de tercer orden, el señor, de unos 40 años, murmura que ahí solían hacer fiestas y que el propietario, al parecer, tuvo conflictos con personas de ‘mala calaña’ y huyó porque lo amenazaron de muerte.
Desde ese entonces, la propiedad ha sido sede de presuntos eventos paranormales. Sergio señala que cuando llega a su casa, a las 22:00, siente que alguien lo mira desde el balcón del segundo piso. En una ocasión se acercó y vio la silueta de una mujer. “No se movía y era una chica blanca”.
Ricardo Mera, parapsicólogo y experto en temas paranormales, explica que este tipo de propiedades pueden estar ‘encantadas’ porque están ubicadas en las periferias de una ciudad y en sectores peligrosos. Según él, pueden ser ‘visitadas’ por entes esenciales que habitan en los bosques más cercanos y molestar a los moradores que viven en los alrededores.
Rogelio Carrillo habita cerca de la vivienda abandonada y menciona que cuando llegó al barrio, hace 10 años, en dicha propiedad no habitaba nadie.
Una anciana le contó que unos obreros murieron enterrados debajo de toneladas de arena que se desprendieron de las laderas de una montaña cercana. En aquel tiempo todavía permanecían las cruces de los fallecidos. “Ellos solían descansar en la entrada de la casa”.
Almas en pena
En el lugar del monte en el que ocurrió la tragedia siempre se suele formar una cascada natural cuando llueve. Esa agua pasa por la entrada de la ‘vivienda encantada’ y la toman una docena de perros que escampan del aguacero.
Sergio indica que la mayoría de los canes solían caminar con indigentes que utilizaban la estructura para descansar o consumir estupefacientes. “A un par de ellos los apuñalaron durante la pandemia. También solían robar”.
Ante esta realidad, Mera señala que los perros que merodean el lugar podrían estar cuidando el espíritu de sus amos. Añade que si ellos fueron delincuentes o personas consumidoras se pueden desatar robos y actos violentos “por la energía sucia acumulada”.
El experto señala que realizó una investigación paranormal en Chillogallo y descubrió que había gente que soñaba o tenía experiencias con espíritus de personas muertas que, en vida, se dedicaban a delinquir.
Una joven, quien prefirió no identificarse, administra un local en el que rinde culto a un santo colombiano, a una cuadra de ahí. Relata que el año pasado un hombre y una mujer que vivieron en esa casa la buscaron para que les realizara un ritual de sanación. “Parecían ‘brujeados’ y les envié que se hagan un baño con hierbas amargas durante tres días”.
En la fachada de la casa hay carteles colgando que dicen: “se vende”, con distintos números de teléfono. Carrillo asume que antes de que la abandonaran, los propietarios intentaron venderla porque pasaban cosas raras.
La Policía recibió la alerta de que dos bandas criminales estarían operando por el sector y que se esconderían en dicha vivienda. Ante esto, los agentes realizan constantes patrullajes y han notado que cuando circulan por la ‘casa embrujada’ se les eriza la piel. Han visto siluetas de personas caminar por las habitaciones y cuando llaman su atención, estas desaparecen.