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Carnaval en Guayaquil ¡Agüita con fe!
Con la misa del Niño Carnavalero y luego se enciende la celebración con pintura, huevos, trago y ‘bailejo’. Hay banda de pueblo, DJ y mariachi.
El carnaval, para los que se quedaron en Guayaquil, tuvo un atractivo diferente. En varias partes hubo las celebraciones del 'Niño Carnavalero', una costumbre de antaño, donde el primer día de las festividades se hace una misa y luego es la fiesta, con comida, agua, pintura y cantantes, hasta que el cuerpo aguante.
Las calles Alcedo y la Novena fue uno de los sitios en donde se armó la fiesta.
Pepita Villavicencio era la anfitriona y, al ritmo de la banda de pueblo Niño Divino, jugó el carnaval. Ella hace esto desde hace 15 años, es una tradición que su padre Washington la trajo desde Píllaro, Tungurahua; es una especie de minidiablada de ese lugar del Ecuador.
La misa fue en la iglesia Jesús Obrero y con eso comienza el desfile. Aquí la dueña de la fiesta, su comadre María José Garcés y los priostes son los que se bajan con los gastos. Esta vez también había DJ y hasta mariachi.
El agua y la pintura hacen su desfile. En cuestión de segundos, la gente cambia de color de piel. Un huevo es quebrado en la cabeza, los más pequeños se meten a la piscina. Todo es fiesta y alegría.
La comida está lista, hay para todos los gustos y los invitados no pagan nada, es lo mejor de la celebración.
Es la fiesta del Niño Carnavalero, los asistentes dicen que vale la pena quedarse en Guayaquil. Pepita trata de que todos sean bien atendidos. La música de banda no para, son seis personas que se han convertido en artistas; lo bueno de estas bandas es que, como si fuera un karaoke, todos los asistentes cantan, ellos solo tocan. Les piden la ‘Session # 53’, de Shakira, y se ríen. Los tragos van y vienen, hay un fuerte con sabor a maracuyá y mora que los pone bonito... es carnaval.