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La basura sobrepasa la capacidad de los contenedores. Y los perros destrozan las bolsas.Kátherin Heredia / EXTRA

¡La carita sucia de Quito!

En unos barrios de la ciudad aún no existen contenedores y los desperdicios se amontonan en casas, postes o hidrantes. En otros sectores, pese a tenerlos, los desechos son dispuestos afuera de ellos.

Tras recorrer la capital, el problema de recolección y contenerización de basura quedó expuesto... En el norte, la falta de recipientes para desechos hace que las fachadas de las viviendas, calles y aceras se conviertan en espacios de acumulación de desperdicios.

Y en el sur de la ciudad, la situación no es mejor. Pese a contar con hasta tres contenedores de basura en una misma cuadra, mantener la higiene es casi imposible.

Nancy Vela, moradora del barrio Cuatro Esquinas, norte de la urbe, cuenta que desde hace 15 años el muro esquinero de su casa se convirtió en uno de los botaderos de residuos de sus vecinos. Así como los hidrantes y postes, donde la gente cuelga y acumula todo tipo de desechos.

Resignada, la mujer menciona que no le queda de otra que aceptar esta situación, más que nada para evitar que los perros callejeros destruyan las fundas y aumente la insalubridad.

La basura se apila en la calle, y otros vecinos más conscientes cuelgan las fundas en la ventana de su casa hasta que llegue el camión. En cada esquina uno se encuentra con estos “adornos” malolientes. Ya son parte de la decoración”.

Para Daysi Mala, quien vive hace 13 años en el barrio Redin 2, Llano Grande, noreste de la ciudad, la situación no es diferente. Cada tarde, mientras atiende su negocio de comida rápida, cuenta que debe estar al “susto y al brinco”...

“No puedo sacar antes las bolsas porque no hay contenedores, y si quiero evitar que los perros ensucien, me toca ‘cazarle’ al carro de basura. Tampoco permito que las amontonen cerca de mi negocio porque eso genera moscas que ahuyentan a los clientes. Necesitamos ayuda urgente”.

LA OTRA CARA

En el sur, pese a que existen contenedores en las calles principales y secundarias, los desperdicios sobrepasan la capacidad y se desparraman.

Eduardo Garcés tiene un negocio de comida en la Villaflora. Dice que la pereza y comodidad de la gente del sector hace que las vías luzcan insalubres e incluso intransitables. “A las personas les da vaguería alzar la tapa. Amontonan la basura solo en los que no las tienen, porque ya se las han robado”, detalla.

Roberto Núñez vive en la ciudadela Atahualpa, y añade que la recolección de desechos en la zona solamente se da una vez a la semana, y que, además, debido a la falta de las tapas, la basura se riega cuando se sobrepasa la capacidad.

“La gente se encarga de destruir lo que es nuestro. No cuidamos entre todos. Muchas veces los chatarreros son los que los desmantelan”, asegura.

Marcela Cevallos, coordinadora general de operaciones de la Empresa Pública Metropolitana de Aseo de Quito, Emaseo EP, manifiesta que están realizando estudios técnicos para implementar contenedores en otros puntos de la ciudad, como los mencionados en este reportaje, pero que pese a ello están cumpliendo con los horarios y rutas de recolección establecidos para mantener la limpieza.

Señala que los puntos más críticos se ubican en el sur, porque ahí se concentra en mayor cantidad el comercio informal. “Pese a tener contenedores, se deben respetar los horarios de recolección y evitar sacar desperdicios que no son permitidos, como colchones, muebles, residuos de concreto, entre otros, que dañan estos bienes públicos. Debe existir colaboración mutua con la ciudadanía para mantener el orden y la limpieza”, finaliza.