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Cangrejeros: multifacéticos para ‘frentear’ la veda
Cuatro comerciantes del crustáceo cuentan en qué trabajarán mientras rija la prohibición de venta del crustáceo
Con una gorra, una bividí color naranja y una pantaloneta, Milton Baidal procura estar lo más fresco posible para vender los últimos cangrejos que le quedan antes de la veda del crustáceo. Este domingo por la mañana acomodaba su producto en una mesa de madera que usa a modo de mostrador, en la esquina de las calles Francisco Segura y Los Ríos, al sur de Guayaquil.
Junto a él estaba Eustaquio Montecé, quien en otra mesa exhibe sus atados. Mientras iban realizando sus últimas ventas pensaban en qué ‘camellarán’ el mes en que esté prohibida la comercialización del animal (1 de febrero – 2 de marzo 2021), época en que la especie entra en etapa de precortejo y cópula.
Milton ya tiene ‘craneada’ su ocupación temporal. “Voy a dedicarme a la albañilería”, dice. Un conocido lo llevará a laborar en una obra de construcción algunos días. Él espera que le ‘caiga’ otra ‘chamba’ en ese período.
“Uno tiene que ser ‘todo terreno’ y saber varios oficios”, comenta sonriendo Baidal.
Eustaquio coincide con su camarada y añade que, a causa de la pandemia del coronavirus, el negocio no está tan bueno. Eso no le ha permitido ahorrar lo suficiente como para estar todo el mes sin trabajar.
“Yo voy a irme a vender frutas con un tío”, conversa al referirse a sus planes.
Ambos piden 60 dólares por la plancha de cangrejos; el atado de 12 unidades lo dejan hasta en 15 ‘latas’. Un día antes de la medida suele mejorar la actividad económica, pues cuando más a la gente se le antoja irse de cangrejada.
Quienes también se dedican a la misma labor en un mercado de la avenida Nicolás Lapentti, en el vecino cantón Durán, igualmente van buscando qué hacer en el transcurso de la veda.
Carmen Pincay venderá comida. Esteban Suárez espera alquilar una camioneta para salir a vender plátanos. Otra opción que baraja es el expendio de pescados.
“No hemos podido guardar plata como antes, a nosotros nos están dejando las planchas hasta en 60 dólares y le pedimos al público entre 65 y 75, según qué tan gordas tengan las patas”, expresa la mujer.
Walter Carpio, en cambio, sí descansará los días en que esté vigente la restricción. Pudo guardar algo de billete, aunque limitándose considerablemente.