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Para el ‘veci’, lo más importante del arte es que sirva como una crítica social, dice.Cortesía

Daniel Lituma, la calle es su galería

El artista empezó a pintar con tiza cuando era un muchacho. Sus vecinos cooperaron para que llegara a un festival en Francia.

Daniel Lituma era solo un ‘peladito’ cuando se enamoró de la pintura con tiza y la calle se convirtió en su galería.

Aunque el ‘veci’ nació en Cuenca, siendo niño se mudó a Gulaquiza, en Morona Santiago. El barrio 24 de Mayo, de ese cantón, lo acogió y fueron sus residentes -hace más de una década- quienes cooperaron para llevar el talento del pintor hasta un festival en Francia.

Lo conocen como Grafo (que viene de tinta y grafiti) Madonnari (pintores italianos que con carbones dibujaban sobre el piso). Su nombre artístico está acompañado de la palabra 3D porque sus obras tiene una perspectiva tridimensional que parecen cobrar vida desde el ángulo correcto.

A Lituma el ‘bichito’ artístico lo picó cuando estaba a punto de terminar el colegio. Un amigo le habló del artista británico Julian Beever y cómo con tiza llenó de color las calles de Guayaquil. Quiso intentarlo.

Poco a poco se empapó con esa técnica hasta convertirse en un experto. “Valió la pena, los desvelos, yo les molestaba a mis compañeros que tenían su buen celular para que me lo me alquilaran y realizar las prácticas de perspectiva”, asegura Lituma, quien ha paseado su obra por Europa, México, pero, sobre todo, por las calles de Ecuador.

En 2016, el vecino dejó Gualaquiza para deslumbrar a los capitalinos con su trabajo.

El Centro Histórico se transformó en su lienzo. “A mí no me gusta mucho reproducir obras que ya existen. Me gusta crearlas y abordar temas sociales”, revela.

Fue así como se instaló en la Plaza Grande y frente a Carondelet plasmó a un habitante de calle recostado sobre una banca. Hasta un profesor mexicano con el que aprendió bastante alabó el trabajo, cuenta.

El clima y las leyes

El arte madonnari es tan fugaz que, en ocasiones, entristece al vecino, especialmente porque la lluvia, el viento o una mala pisada destruyen el trabajo de días. Pese a ello, Lituma disfruta del recuerdo. “Cuando me muera me llevaré las sensaciones que produje en la gente que vio mi trabajo”.

Mientras él trabaja en la calle, siempre hay los curiosos que le indagan sobre la actividad y hasta las autoridades que le piden que se retire. “Ellos solo cumplen con su trabajo... Lastimosamente es difícil encontrar lugares para plasmar el arte”, refiere.

Es por eso que se le ocurrió montar una academia de arte. Sus talleres siempre han estado orientados a personas que como él han sufrido “carencias económicas”. Su meta es que el arte tenga un sitio para existir. 

El tatuador

Actualmente plasma su arte en la piel.Cortesía

En la piel también plasma su arte

Grafo Madonnari 3D ha estado centrado en los últimos años en una actividad que también le apasiona: los tatuajes.

Se abrió un pequeño estudio en su ciudad y los vecinos son los primeros en hacer fila. Aseguran que los detalles y la profundidad que logra sobre la piel con sus dibujos es inigualable.