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Cajabamba: El asombroso hallazgo que revela la antigua Riobamba
Hallaron restos de la antigua Riobamba sepultada por un terremoto en 1797. Es uno de los más importantes descubrimientos arqueológicos.
Era el invierno de 1797. la riobamba de entonces amanecía con temperaturas que rozaban los dos grados centígrados. Llovía. Sus habitantes se levantaban muy temprano y, como de costumbre, salían a trabajar en el campo, en fábricas de textiles o harina, al pie del cerro Culca.
Un sábado de febrero, el suelo empezó a sacudirse. Parecía el fin del mundo. Pero no. Era un terremoto -el más devastador en la historia del país- que terminó de destruir construcciones, conventos, iglesias y casas. No solo eso. La tierra mojada de la ladera formó un gigantesco alud que enterró la ciudad. Hasta ahora.
Dos siglos después, en septiembre de 2024, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) anunció que, durante recientes excavaciones, mientras se realizaba una regeneración urbana, se descubrió una construcción en profundidad. Es una parte de la antigua Riobamba, hoy llamada Cajabamba, cantón Colta, en Chimborazo. Y así como en Pompeya, la legendaria ciudad italiana que quedó sepultada por cenizas en el año 79 y fue hallada miles de años después, en su yacimiento arqueológico se siguen desenterrando cosas nuevas.
EXTRA contactó al arqueólogo Fernando Mejía, contratado por el Consorcio MAM para investigar esos vestigios. Para entender la importancia de este descubrimiento, primero nos traslada hacia 1534.
Ese año, donde inicialmente se asentaba Liribamba, se fundó Riobamba, la primera ciudad española en territorio ecuatoriano. Se llamaba Santiago de Quito y luego San Francisco de Quito. Más adelante cambió de nombre. Durante la colonia, según la historia, fue una de las urbes más grandes y bellas de las Américas, con edificaciones, iglesias y renombre cultural. Mejía recuerda que fue cuna de importantes pensadores. Allí, por ejemplo, nació Juan de Velasco, el primer historiador del Ecuador y misionero jesuita, y Vicente Maldonado, uno de los principales colaboradores de la Misión Geodésica Francesa.
“Había gente que dio realce a esta ciudad. Era un sitio donde se educaban y preparaban lo mejor del territorio”, describe Mejía. Los fondos llegaban de la corona española. Entonces, hacia 1600, la urbe competía con ciudades españolas como Sevilla o Valencia. “En el imaginario del momento, lo intelectual y lo importante sucedía allí”, añade. Sin embargo, tenía una enemiga despiadada e incontrolable: la naturaleza. Asentada cerca de las fallas telúricas de Papallacta, Riobamba sufrió cuatro terremotos en cien años.
“Llama la atención que, a pesar de ello, no se cambiara de lugar. Siempre se mantuvo allí y, tras los desastres, se volvía a regenerar”, explica el arqueólogo.
Así ocurrió con el penúltimo terremoto, en 1780. Se destruyó la ciudad y hubo conventos cuyos pisos altos quedaron inservibles. “Debieron adaptarse a los cambios, a los seísmos y a las muertes que venían incluidas”, asiente el experto.
Sin embargo, en 1797, cuando intentaban recuperarse, la ciudad fue sacudida por un terremoto de 8,3 grados. Murieron dos tercios de la población, es decir, 12.000 personas. Fue su fin.
Durante años quedó inhabitada, sin nombre. Le decían la antigua Riobamba, una vez que la nueva ciudad se había asentado donde está actualmente (una tierra próspera). Pero más adelante, hacia 1830, comenzó a reactivarse.
La bautizaron como Cajabamba o Valle la Unión. Y sus nuevos habitantes construyeron sobre las ruinas. Actualmente hay presencia indígena y su segundo idioma es el quichua.
Las investigaciones en Cajabamba se iniciaron en 1985, asegura Mejía. Otros colegas han estudiado los conventos y casas con excavaciones de cuatro o cinco metros, obteniendo vestigios valiosos.
Además, existe un plano de la antigua Riobamba que data de 1800, que ha servido para que los arqueólogos lo utilicen sobre la ciudad actual. Con este, han identificado propiedades de quienes vivieron allí hace 200 años, como la familia Urquizo y una vivienda donde descubrieron una canalización de agua de 30 metros.
En 2023, la Alcaldía de Colta inició la construcción de un parqueadero cerca del mercado. Mientras las maquinarias trabajaban, quedó expuesta una parte de un empedrado. Con referencias históricas y debido a que los cimientos son grandes (70 metros por 70 metros) y bien elaborados, vieron que se trataba -de lo que alguna vez fue- el patio de la casa de los Jesuitas, que pudo haber sido edificada entre 1600 y 1700, ya que la orden religiosa fue expulsada del territorio por el entonces rey de España en 1760.
“La idea original fue excavar poco e ir sacando información para remediar el daño, hacer exposiciones y un guion para explicar su historia”, señala Mejía.
Usualmente, prima la obra terminada. Pero en esta ocasión, el consorcio que contrató al arqueólogo le permitió continuar con la investigación. Hasta ahora se han excavado 30 metros por 20.
“El hallazgo es tan importante porque sobre él se construyeron dos viviendas, una colonial y otra republicana”, explica.
Hoy esos cimientos están a casi dos metros de profundidad, muy bien conservados. Mientras que los cimientos de la casa de los Jesuitas -suponen- deben estar debajo del mercado de la ciudad.
Arqueólogo
“Creemos que estas casas -la colonial y republicana- están relacionadas con el penúltimo terremoto de 1780, porque lo que encontramos es que la gente trataba de sobrevivir.
El ingreso está lleno de ladrillos para hacer pisos. Cocinaban en el suelo con fogones. Esa idea de Riobamba, tan importante y suntuosa, como cuentan las crónicas, no la veo. Reciclaban cosas de casas antiguas para poder construir un futuro”, relata.
Pero el último terremoto no lo permitió.
En las excavaciones se han hallado trinches de plata, espuelas y herraduras de la época de los españoles. También hay cuencos de cerámica, y algo que llama la atención del arqueólogo es una copa de vidrio de cinco centímetros, que está intacta. También hay vajilla que pudo haber llegado de Londres o de cualquier ciudad de España, lo que da cuenta de la importancia que tenía este poblado.
También se han encontrado huesos en el último descubrimiento, pero el experto no puede confirmar si se tratan de humanos o animales, pues hay que recordar que el alud enterró todo a su paso. Lo que sí confirma el arqueólogo es que, donde se ubica la actual Alcaldía, que antiguamente era la Iglesia Catedral, hallaron huesos de niños que habían sido sepultados allí.
Los objetos rescatados se encuentran temporalmente en el laboratorio del equipo de arqueólogos de Colta, donde son analizados; luego serán entregados en custodia al INPC. Posteriormente, el Gobierno Autónomo Descentralizado de Colta podrá solicitar esas piezas para su preservación, seguridad y socialización.
Popularizar este hallazgo ha puesto en peligro el trabajo de los expertos. Mejía lamenta que el sábado 14 de septiembre, después de las 17:00, sufrieron un intento de huaqueo. Hubo gente que entró a excavar sin permiso, provocando daños. Piensan que van a encontrar tesoros. Pero no. La riqueza es la historia.
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