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El cadáver permaneció 19 días en una casa abandonada. Se estaba descomponiendo.GUSTAVO GUAMAN

Cadáver de San Roque, al fin será sepultado

El cadáver permaneció 19 días en una casa abandonada. Se estaba descomponiendo. Su familia no tenía medios económicos para enterrarlo. 

Diecinueve días después, el cuerpo de David Molina será sepultado. La mañana del 30 de septiembre de 2022, trabajadores de una fundación funeraria sacaron los restos del chico, de 24 años, de una casa abandonada, en San Roque, en el centro de Quito. Allí se estaba pudriendo.

Fue hace más de dos semanas cuando su madre Irene Caguasquí lo sacó de la morgue de la ciudad. Lo velaron un par de días en esa vivienda despintada, en la que la mujer vivía. No pudo enterrarlo. Según ella, no tenía los medios económicos para rentar un nicho en un cementerio.

En San Roque, los vecinos hicieron una colecta para inhumarlo. Continuaron el funeral en la casa barrial, pero días más tarde, tampoco pudieron sepultarlo. Según Caguasquí, un “comedido” se llevó la plata. Le ofreció conseguirle un espacio en un camposanto, pero la engañó.

Sin embargo, esta mañana, la angustia de la madre de Tontón, como llamaban al chico, parecía cesar. Ver que su retoño, al fin descansaría en paz, mitigaba el dolor de haberlo perdido. David es el tercer hijo que pierde la mujer. Al inicio de la pandemia, dos mayores perecieron en el colapso de una construcción en esa misma zona.

El cadáver de David fue llevado en una carroza fúnebre hasta un cementerio de Guamaní, en el sur de Quito. Solo su madre y su hermana Elizabeth acudieron a darle el adiós final. Los vecinos, en cambio, se quedaron aliviados. Con el sepelio del chico, el mal olor desaparecerá, dicen.