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Según las declaraciones de la Policía, hay algunos que “emplean un discurso salvador” para ganarse a la gente.Fotos: Gustavo Guamán / EXTRA

Brigadas comunitarias se imponen a la delincuencia de los 'Robin Hood', en Quito

Los pillos han sido bautizados con ese nombre en algunos barrios. Ofrecen seguridad a cambio de dinero o territorio para sus negocios ilícitos.

Sábado, 19:00. Cae la noche en la Loma Grande, centro de Quito. Las trabajadoras sexuales se apuestan en las esquinas. Y los ‘choros’ están atentos para dar un ‘zarpazo’.

De repente, varios hombres se reúnen bajo el Arco de la Reina. La policía se les une. E inmediatamente todos empiezan su marcha...

Son miembros de la brigada antidelincuencial del sector. Hacen rondas tres veces a la semana. En diferentes horarios y con distintos grupos. Sobre todo para ir detrás de los llamados ‘Robin Hood’.

Alain Luna, comandante de la zona 9 del Distrito Metropolitano de Quito, describe el modus operandi de estos delincuentes. “Emplean un discurso salvador ante la gente de un barrio o zona. Ofrecen seguridad ante la supuesta negligencia policial y a cambio de eso piden una paga o espacios para hacer sus negocios ilegales”.

Sembrar el caos y la zozobra en la ciudadanía es su forma de persuasión, según las autoridades. Lo hacen a través de la difusión de información imprecisa o videos de robos a personas, domicilios o vehículos, mediante redes sociales.

En el último año de pandemia se comprobó la efectividad de estas ‘campañas antisociales’. Hace seis meses, una organización pandillera intentó apoderarse del sector de Quitumbe bajo esta figura.

“Organizaron una asamblea. Pretendían reclutar a menores de edad para adueñarse de determinados territorios del sector. La finalidad era captar 1.200 jóvenes, pero llegamos a tiempo cuando estaban no más de 340 personas enfiladas”, agrega el comandante.

Asaltos

Según Jimmy Garrido, líder de este tradicional barrio de Quito, gracias a la labor de las brigadas han mitigado el avance de la delincuencia. “Somos los ojos y oídos de la Policía. Hace 15 días, en la calle Rocafuerte, hubo un asalto en la madrugada. Le querían robar a una mujer su bolso, cuando salía al trabajo. Gracias a las brigadas que dieron la alerta, las autoridades intervinieron y evitaron el atraco”, cuenta.

Actualmente, en la Loma Grande existe un equipo conformado por nueve personas, distribuidas en diferentes puntos críticos.

Nicolás Cevallos es uno de los brigadistas. Vive hace 50 años ahí. Gracias a las labores conjuntas que realizan cuenta que fue posible sacar del barrio a un maleante que deambulaba día y noche, con un palo en mano, pidiendo dinero a cambio de resguardo.

Trabajamos en los puntos ‘malcriados’, que son las zonas más peligrosas”.Nicolás Cevallos / Brigadista

“Esta persona amenazaba a todo mundo. Si no se le daba algo, caía a palazos. Gracias a las autoridades se pudo desplazarlo hace unas semanas y vivimos más tranquilos. Ahora esperamos combatir a los traficantes de droga, que también quieren ganar espacio”.

Las autoridades señalaron que en relación con el 2019, hasta la fecha se registraron 589 denuncias menos por robo a personas, pero hubo un incremento de 34 casos en robo a vehículos y 97 a motocicletas.

Luna menciona que este trabajo comunitario lo están socializando con otros barrios de la capital para prevenir el avance de los delitos. Hasta la fecha se han sumado La Magdalena y La Libertad, ubicados en el sur de Quito, pero esperan contar con la participación de otros sectores más.

“Reactivamos las asambleas comunitarias presenciales. Pedimos a los barrios que se organicen, que implementen alarmas, circuitos cerrados en tiendas, comercios y viviendas. Que estén atentos a la llegada de extraños a los alrededores y que de inmediato reporten a los jefes de circuitos para intervenir. Podemos trabajar juntos”, finaliza.

Queremos recuperar la tranquilidad en el barrio y por eso colaboramos con las autoridades”.Jimmy Garrido / Líder de la Loma Grande