Exclusivo
Actualidad
En Bastión Popular sufren por un 'río' de malos olores
En el bloque 7A de este sector, una alcantarilla se rebosa causando pozas. Los residentes dicen que de esa estructura se desprenden malos olores.
Trabajar en su carpintería, en ciertos momentos, se convierte en una tortura para Segundo Pincay. No por el duro trabajo que debe hacer con la madera, sino por el mal olor que le llega desde una alcantarilla ubicada a pocos metros de allí.
Esta incomodidad aqueja a quienes, como él, viven en el bloque 7A, entre las manzanas 1018 y 1019 de Bastión Popular, por la estación de la línea 83, al noroeste de Guayaquil. El sumidero está en una esquina, en medio de la intersección donde circulan los buses y que se cruza un callejón.
Además, por los orificios de la tapa se escapa el agua putrefacta, provocando que en la zona se forme un lodazal. El líquido corre a los costados de la calle, junto a los bordillos, formando una especie de riachuelo.
APARICIÓN DE BACHES
Segundo comenta que este problema tiene aproximadamente más de 10 años. Tiempo en que se han realizado reparaciones, pero nuevamente surge la misma cochinada.
“Han venido a destapar, pero está colapsado. Lo han tapado de tierra y de basura”, cuenta. En la temporada invernal la cosa se pone peor, pues con lluvias fuertes el sector se inunda.
Según el morador, hace dos meses jornaleros llegaron a intentar solucionar el lío y el asfalto quedó debilitado hasta desprenderse poco a poco, haciendo que la calzada se encuentre en mal estado.
Las tricimotos y carros particulares que circulan por ahí tienen que esquivar los baches y andar ‘a paso de tortuga’ para evitar daños. Los buses, por su tamaño, inevitablemente suelen ‘comerse’ los huecos.
SOL Y HEDOR
Dennise Pincay, otra de las habitantes de la zona, también se queja del mal olor y el lodo que se forma. Ella, en cambio, debe pasar por allí cuando acude a un dispensario de salud aledaño. Y aunque transita sobre la vereda para no pisar los charcos lo que no puede evitar es percibir la hediondez.
“Esto tiene más de doce años, porque mi hija tiene esa edad y recuerdo que antes de eso venía al subcentro y esto estaba así”, refiere.
Agrega que los olores no son permanentes, pero que se sienten con más frecuencia en los momentos en que el sol está intenso. Lo que sí es continuo, describe, es la fuga de agua por esa tapa.
SE IBAN DE CABEZA
Pedro Chilán, también vecino de esa cuadra, indica que, por la presión del agua, las tapas que colocaban en esa alcantarilla se salían. Incluso hace un mes pusieron una nueva, ya que no había nada cubriendo el orificio de la alcantarilla.
“Han venido buzos, sacan tierra, pero creo que deben desbaratar por completo esa calle”, opina. Asegura haber visto a motociclistas teniendo accidentes en las épocas en que las tapas se salían.
Cuatro cuadras más adelante, antes de llegar a la avenida Manuel Ignacio Gómez Lince, el problema se replica. De otra tapa de alcantarilla averiada desborda agua que causa anegación en ese punto y que despide una pestilencia.
Ilfn Florsheim, vocera de Interagua, concesionaria del servicio de agua potable y alcantarillado en Guayaquil, a través de un mensaje telefónico, señala que la empresa dispuso que se realice una inspección en el lugar para determinar qué provoca el rebose del agua.