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¡No hay billete ni para el 'delicioso'!
A 'La 18' llegan muchos 'mirones', pero pocos solicitan los servicios de las trabajadoras sexuales. La prohibición de vender licor afecta al negocio
Luego de casi dos meses de que los centros de diversión y prostíbulos de la calle Salinas o La 18, reabrieran sus puertas, el negocio del placer no es tan 'pepa' como era antes de la pandemia. En aquel sector del suburbio oeste de Guayaquil, las ganancias se redujeron considerablemente y hay días en los que las sexoservidoras se van a casa con poco dinero, producto de uno o dos 'puntos' (encuentros sexuales).
El sitio reanudó la atención el 23 de septiembre de 2020, luego de estar cerrado desde el viernes 13 de marzo, como medida preventiva para evitar contagios de coronavirus en la urbe. Pero desde que se les permitió recibir nuevamente a la clientela, los negocios de este tipo pierden, en promedio, 90 dólares diarios.
Según Brenda Rentería, presidenta de la Asociación de Arrendatarios y Coarrendatarios del Barrio de Tolerancia, antes del cierre, las ganancias de cada local no solían bajar de 150 dólares al día.
"Las chicas lo que se hacen es uno o dos 'puntos' y no es negocio. Tenemos que pagar planillas de luz, de agua y no tan solo de los locales sino de nuestras casas", indicó la dirigente.
Las restricciones afectan
La dirigente gregó que ahora cada propietario, como máximo, logra ganar 60 dólares en un día. A veces el valor fluctúa entre 20 y 30 'latas'. Estos réditos provienen del pago de las habitaciones ocupadas para el 'delicioso'.
"Antes de la pandemia, un local se hacía 200 o 150 dólares", precisó Rentería. Dichas ganancias también salían de la venta de bebidas alcohólicas, producto que actualmente está prohibido en el lugar, pues la idea de las autoridades municipales, es que los usuarios lleguen a hacer uso del servicio sexual y luego salgan del mismo para evitar aglomeraciones.
Los 'familia Miranda'
Rentería dijo que algunos caballeros ingresan solo para observar a las sexoservidoras y luego se van. En su criterio, además de la dificultad económica que atraviesan los hogares como efecto del confinamiento, otro factor que influye en la caída del negocio es que el ambiente está algo 'apagado' al no poder vender las 'heladitas' para enganchar a los clientes.
Municipio: No habrá cambios
La dirigencia del barrio de tolerancia sugiere que, si se cumplen protocolos como el distanciamiento social y un aforo limitado en el lugar, es posible retomar la venta de licor. Pero para el director de Justicia y Vigilancia del Municipio, Xavier Narváez, aquella opción no se puede implementar.
"La venta de bebidas alcohólicas no tiene control, y ahí es donde viene el contagio", refirió el funcionario.
Narváez recordó que para poder abrir, los dueños de centros de diversión de la calle Salinas firmaron un acta de compromiso en la cual acordaron acatar una serie de medidas para garantizar la bioseguridad, entre ellas precisamente el no vender trago.
El control a estas disposiciones se vigila constantemente, incluso el último fin de semana se verificó que realmente se efectúen tales indicaciones y no hubo irregularidades, según Narváez.