El reloj marca las 19:00. El comercio en la Bahía de Guayaquil empieza a morir. De a poco cierran los negocios, pero las esquinas se llenan de basura. Aunque sí es recogida, antes del aseo llegan recicladores que abren las fundas con desechos buscando algo de valor.

El problema se repite en cualquier día. Rosario Tapia, quien labora en un local ubicado en las calles Huayna Cápac y Ayacucho, asegura que el sector no amanece sucio. Sin embargo, el personal de Urvaseo, consorcio encargado de la limpieza en la urbe, se saca el ‘aire’, pues en varios puntos encuentran todo tirado.

“El chambero vacía la funda y deja el regadero”, dice Rosario, quien a veces suele quedarse en su trabajo hasta las 20:00. Otros comerciantes se retiran más temprano, pero dejan sus desperdicios al irse. Esto les da tiempo a los ‘escarbadores’ de residuos para ver qué encuentran.

“Si (los recolectores) vienen a las 19:00, hay gente que sigue aquí, como yo. Si el carro ya pasó, ¿dónde botamos?”, acota, reflejando que hacer el aseo más pronto no es la solución.

Antonio Vera y William Vargas, dos guardias de seguridad de edificios cercanos, comparten la queja de Rosario: que a los recicladores les queda tiempo hasta que pasen los camiones recolectores.

“Por eso siempre yo saco todo a lo último”, comenta Antonio, al explicar cómo evita que esparzan los desechos.

Stefany Camacho, vocera de Urvaseo, indica que los recolectores cumplen su labor en la Bahía de lunes a domingo, en horario nocturno. También recalca que hay obligaciones y sanciones respecto al manejo de desechos sólidos.

Por ejemplo, tener sucia o descuidada la acera correspondiente a una casa, negocio o empresa se considera una infracción leve, con una sanción de 85 dólares. Botar basura fuera del horario establecido es una infracción grave, con una multa de $178,50.

QUE HAYA MÁS ENSEÑANZA

Camacho recalca que trabajan para realizar una campaña informativa de esos aspectos en la Bahía. Gabriela Castillo, ingeniera y consultora ambiental, opina que se requiere capacitar a los comerciantes sobre separación de desechos.

“Darles una funda verde y una negra para que en la primera pongan plásticos. También socializar con los recicladores que la verde es la que pueden coger y no cortarles el sustento”, explica. Enseñanza que pueden impartir estudiantes de la ‘U’ por convenios.

Para Castillo, tener centros de acopio es una buena estrategia, pero con tachos según el tipo de basura. La ciudad tiene 13 centros (uno en la Bahía) enfocados a objetos de gran tamaño. Allí también pueden dejar residuos quienes necesiten hacerlo fuera del horario de recolección.