En pleno Centro Histórico de Quito, en el momento en que se encontraba en busca de una víctima más, la policía capturó a William Cumbajín Bautista, conocido como ‘El asesino de los matorrales’, autor confeso de la violación y muerte de, al menos, unas quince mujeres.

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Dedicado a deambular por las calles, drogado y alcoholizado, Cumbajín convencía a sus víctimas con flores y caramelos. 

Sus preferidas eran las mujeres en situación de calle, vendedoras informales o trabajadoras sexuales, ya que las convencía con facilidad, llevándolas hasta sitios apartados donde luego de violarlas y estrangularlas ataba sus cuerpos a las ramas, ya sea de los bosques de Miraflores y Oyacoto, los matorrales del sector de San Roque o en la quebrada del río Machángara.

Una niña estuvo a punto de caer en las garras del ‘monstruo’, quien se le acercó para ofrecerle dulces e invitarla a dar un paseo, pero la menor de edad escapó y dio aviso a su madre, quien denunció el hecho a la Policía, que identificó al individuo y lo vigilaba permanentemente hasta que fue detenido en el momento que galanteaba a una sexoservidora.

El Tribunal Tercero de lo Penal de Pichincha lo sentenció el 12 de mayo de 2004 a pasar 25 años en la cárcel por el delito de “violación y asesinato” de una niña con discapacidad de 12 años, identificada como su primera víctima.

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