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¡Adiós al marido y al terrenito!
En Quito, los pillos asesinaron al padre de familia por robarle 10 ‘lucas’. Con el dinero iban a comprar una propiedad.
Ninguna palabra de aliento consolaba a Laura Arias, de 37 años, quien el jueves pasado perdió a su esposo, José Toaquiza, y a su sobrina, Lizeth Nayumi, en un asalto.
El sábado, durante el entierro de José, no paraba de llorar. Y no era para menos. La mujer no solo se quedó viuda y a cargo de dos hijos. Los delincuentes también se llevaron los 10 mil dólares que ella y su marido habían retirado del banco para comprar un terrenito y por fin construir su casa, en Quito.
El dinero lo consiguieron a través de un préstamo, contó Segundo Toaquiza, un familiar.
Horas antes del doble crimen, José y Laura estaban muy contentos porque iban a cumplir su sueño. Los dos y Lizeth, su sobrina, acudieron a la entidad crediticia, situada en un centro comercial de Carapungo, norte de la urbe, donde sacaron el efectivo. Lo guardaron en una mochila, tomaron un taxi y regresaron a casa, en San Luis, parroquia Calderón.
Según la policía, los delincuentes ya los habrían estado siguiendo. Quince minutos después, cuando llegaron al domicilio, los tres fueron atacados. A José y a Lizeth los balearon, y los pillos se llevaron todo. Ese mismo día, la policía capturó a varios sospechosos, quienes integrarían una banda de sacapintas. Solo una parte del dinero fue recuperada.
SEPELIO
Los restos mortales de José fueron velados en su domicilio hasta las 13:00 del sábado. Terminada la misa de cuerpo presente, a las 14:00, el cofre mortuorio fue sacado de la capilla ardiente y varios jóvenes lo cargaron en hombros.
Pasadas las 14:30 fue embarcado en la carroza y llevado al camposanto de Oyacoto.
“Pedimos justicia para que la muerte de mis familiares no quede en la impunidad y se imponga la máxima pena al hombre que disparó”, manifestó María, sobrina de Laura.
El cadáver de Lizeth fue llevado a la provincia de Imbabura.
Moradores de la parroquia Calderón están alarmados por lo sucedido. Solicitan vigilancia policial en el día y la noche.
INSEGURIDAD
Luis Benítez, representante del sector, comentó que “todos los habitantes de la parroquia estamos en constante peligro por todo lado. El inconveniente que existe es el constante cambio de los miembros policiales en la Unidad de Policía Comunitaria”.