De paso ligero. Con una mochila llena de pinceles. Sin miedo. Con una palabra cálida y con miles de ideas como pasaporte, el muralista Andrés Guanín cruzó la frontera para plasmar su arte en las paredes de Socio Vivienda 3, una zona residencial, ubicada muy cerca de uno de los sectores que ha sido considerado como el más conflictivo y altamente delictivo, en el noroeste de Guayaquil.

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Hace seis años que el colombiano Guanín cambia las paredes taciturnas, silenciadas y llenas de marcas en territorios que se encuentran en conflicto armado por muros que gritan paz, que expresan y transmiten emociones a quienes los observan.

El año pasado, él participó en la segunda fase de la Bienal de Arte Urbano en Contexto Comunitario Haciendo Calle, en Socio Vivienda 3. Varias personas le habían dicho que el lugar era peligroso, pero nunca fue víctima de nadie, afirma.

Lo más fuerte que vivió fue soportar el calor y la humedad que no perdona de Guayaquil. Amaba cuando las personas le traían una botella de agua con hielo, “era el mejor regalo que me podían dar”, recuerda el artista plástico. A criterio de Guanín, la realidad guayaquileña es muy diferente a la colombiana.

Para él, el conflicto armado interno declarado en Ecuador es más un conflicto urbano, una guerra de pandillas más sofisticadas, entre comillas, precisa. En cambio, en su país es una guerra más abierta y rural, ya que Colombia es más rural que urbano.

Aun así, pese a todas esas observaciones sobre el contexto delictivo y de violencia entre Ecuador y Colombia, considera que es lo mismo, porque tras de ella hay pobreza, miseria, abandono estatal, falta de educación y de salud.

Para Evelyn Contreras, moradora del sector, el escucharlo a él y a otros pintores extranjeros sobre la realidad de sus países, la hizo ver que Ecuador no era lo peor, porque en otros lados la situación puede ser más fuerte.

A ella la alegraba que sus hijos pudieran tener contacto con ellos porque comenzaron a amar al arte. Entre risas, Guanín cuenta que en Bogotá ya no hay espacios dónde los artistas puedan pintar, porque está todo pintado.

Andrés Guanín creció en los barrios populares en conflicto: Ciudad Bolívar y Usme. Cuando era pequeño vio cómo los grandes muros adquirieron imágenes y con ellos llegó la reactivación económica al convertirse estas zonas en un gran corredor cultural.

Esto lo marcó. Ahora él pasa lo mismo con los moradores de la zona donde llega a pintar, aquí en Ecuador, expresa Martha Vélez, presidenta del comité promejoras Nuevo Ceibos Socio Vivienda 3.

Ellos se sienten orgullosos de sus paredes y de cómo otros se sorprenden de ver lo bien trabajadas que están, dice. Hace un año colabora en la selva, en la comunidad cofán de Putumayo, frontera con Ecuador, con el antropólogo Daniel Restrepo.

Ha sido duro, relata Guanín, porque “allá no hay Estado, solo está la mafia, el Comando Frontera”. En el lugar hay 12 casitas, junto al río San Miguel. “No hay nada más”.

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