Las manos de Ligia Larco son tan hábiles que las cucharas de plástico cobran otro significado. La mujer, de 65 años, las convierte en un ramillete de flores con tan solo un poco de fuego.

“Hay que calentarlas para dar la forma de los pétalos”, cuenta en su improvisado taller de manualidades que está en la terraza de su casa. Larco, bajita y cabello recogido, ha vivido cerca de 20 años en la primera etapa de Carapungo, en el norte de Quito.

Pero hay una particularidad, asegura. Lo que utiliza para dar ‘vida’ a sus creaciones es material reciclado. Su objetivo es aportar con un granito de arena al cuidado del ecosistema.

“Si todos hiciéramos eso, el planeta sería un lugar mejor para vivir”. Su pasión la fue cultivando desde que trabajaba como enfermera en un hospital del norte de la ciudad.

Sus compañeras la molestaban diciéndole que se había equivocado de profesión. En lugar de atender a los enfermos debió hacerse arquitecta, le decían.

Es que en la imaginación de Larco, las cosas que mira cobran un nuevo sentido: una botella puede ser un florero o un tubo de papel higiénico sirve como una jabonera.

Esta antigua enfermera cuenta que sus amigas le llevan los materiales. “Ellas vienen a mi casa con lo que puede servirme para hacer lo que pueda imaginarme”.

Asegura que durante la pandemia este pasatiempo cobró mucha más fuerza. Tanto fue su entusiasmos durante los días críticos del COVID-19 que se empeñó en hacer un pesebre con los plásticos, cartones, papel y demás cosas que llegaban a sus manos.

“En diciembre lo adorné tan bonito que fue como un festival de luces”, dice orgullosa. Además, aprovechó esa fecha no solo para lucir su creación, sino también para entregar caramelos a los niños más necesitados de su sector.

Es que Larco no solo se dedica a las manualidades, sino también es una dirigente de su sector. Asegura que desde muy joven estuvo apegada a las causas sociales y al sindicalismo.

Por eso, en Carapungo, se hizo amiga de los dirigentes y con el tiempo la eligieron como parte del comité de seguridad. Larco ha estado inmersa en diversas actividades, como por ejemplo los recorridos nocturnos para evitar robos.

Además, ha sido líder de los grupos de la tercera edad de ese sector. Todas estas actividades la animaron a lanzarse a la tenencia política en los comicios pasados, pero fue un cargo que no ganó.

Incluso así es una reconocida dirigente entre sus vecinos. Por eso no es raro mirar que muchos de ellos la saluden cuando camina por la calle Río Chanchán, cercana a su domicilio.