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¡Ardidos y endeudados!
La prohibición de la quema de monigotes no les hace gracia a los artesanos que han hecho préstamos para la confección de sus años viejos
A dos días de terminar el año, decenas de artesanos ubicados en las calles 6 de Marzo, Capitán Nájera, Cuenca, Huancavilca, centro de Guayaquil, no pierden las esperanzas de vender sus obras.
Y es que la disposición gubernamental: la prohibición de la quema de los monigotes les fregó el negocio y ha encendido el malestar en este gremio.
“Hemos hecho préstamos de dos hasta cinco mil dólares para fabricar los años viejos y no hemos recuperado nada. El año pasado hice entre $ 800 a 900, hoy llevo 6 dólares. Qué nos toca hacer señor presidente si morimos de hambre… ¿robar? Nos quieren ver la careta, por qué no suspenden las elecciones, allí sí va a darse full contagio. En otros cantones se suspendió a medida y acá aún no”, dice José Jácome, de 35 años.
Marlon Espinoza, artesano
Su colega, Marlon Espinoza, de 42 años, comparte su enojo. “No he vendido ni la cuarta parte de los 200 muñecos que hice. Al inicio vendía, pero lo que dijo Lenín nos arruinó. Patearlo o mojarlo no vale, la tradición es quemarlo; echarle agua es desperdiciar un recurso natural”, indica Espinoza, quien ha elaborado monigotes pequeños, pensando en la economía de sus clientes.
El especialista
La combustión generada por la quema y la pirotecnia afecta e irrita los ojos, las vías respiratorias superiores e inferiores y los oídos. La contaminación ambiental puede acrecentar las lesiones generadas por el COVID-19 u otras afecciones como alergias y asma; reduce su capacidad para respirar.
“Uno puede decir que no estén presentes quienes tienen el virus, pero quién puede asegurarles que esa persona no porta el coronavirus. Aparte hay una nueva cepa y no se conoce mayor información al respecto”, señala el otorrinolaringólogo Pedro Toledo, quien recomienda usar las mascarillas N95 o quirúrgicas, no las de tela común.