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¡La Annabelle criolla!
Muñeca supuestamente poseída es usada para combatir entidades oscuras, en Guayaquil.
Para él es como una niña. De un mes para acá, Alexander Medina lleva consigo una muñeca de rizos rojos. La cuida, le habla y la carga en sus brazos como a una bebé. Pero detrás de esa ternura, la realidad es otra. Él, quien se autodenomina un vidente, dice que el juguete “está poseído”.
Respalda la afirmación contando lo ocurrido antes de que Annabelle llegue a sus manos. Así la llama, por su parecido con la famosa muñeca que inspiró una película de terror.
“En estos casos suelen mezclar los residuos de la menstruación de la mujer con tierra de muertos. El señor estaba normal y de un momento a otro se fue adelgazando hasta que se murió”, relata Alexander.
Cuando falleció el resto de esa familia, una allegada de ellos, radicada en Guayaquil, se quedó con la muñeca y otras pertenencias. En esa nueva ‘caleta’, Annabelle hizo de las suyas.
“La dejaban en un mueble y al apagar las luces, veían una sombra alta al lado. Se abrían las ventanas, se apagaban los televisores, incluso les halaban los pies a la señora y a las niñas”, asegura Alexander. Entonces decidieron deshacerse de ella entregándosela.
La quiere con él
En casa de Medina también han sucedido fenómenos inexplicables, pero aun así el hombre no se quiere desprender de Annabelle.
“La dejaré tal como está. Habrá veces en las que vaya a lugares fuertes (donde haya entidades oscuras) y ahí la voy a necesitar para que peleen entre ellos (entre espíritus). Se van a ‘estrellar’ y ahí es donde habrá más actividad paranormal”, explica.
Con alcohol formó un círculo alrededor del juguete y le encendió fuego. Eso sirve, dice, para detectar si hay seres malignos en el sitio. Si cuando se van apagando las llamas se forman pequeños remolinos, es señal de algún ser demoníaco, asegura Medina.
La circunferencia tiene el carácter de espiritual y hace que las almas atadas a ese ambiente desciendan y descansen. Annabelle, en cambio, asciende y se las lleva, según el vidente.
Víctor Gamboa, teólogo católico y experto en temas demoníacos, dice que llevar un objeto poseído a un lugar donde hay otras entidades, o tenerlo en una vivienda, es darle cabida al mal.
“Un elemento maldito no contrarresta otra cosa negativa. Al contrario, hay que llevar el bien. Es por eso que los exorcistas llevan crucifijos, rosarios, etcétera”, recalca.
Hay un intermediario
El teólogo explica que el caso de la Annabelle ‘criolla’ podría ser una infestación demoníaca. Es decir, cuando una entidad logra poseer una cosa.
Estas situaciones podrían generarse porque alguien quiere hacer daño en un hogar. La persona contrata a un intermediario (santero, brujo, hechicero), quien se vale de algo inofensivo, como la muñeca, para introducir un espíritu dañino en esa familia. Eso también puede traer consecuencias al cliente y al que hace el ‘camellito’.
Para acabar con esta ‘pesadilla’ debe quemarse el objeto o echarle agua bendita y hacer lo mismo en la casa. Además, que un sacerdote realice una oración liberadora para el domicilio y sus habitantes, aconseja.