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Alias Fito (segundo, de izquierda a derecha) era el líder de la organización satánica Los Uñas Negras.CHRISTIAN VINUEZA (Archivo)

Crisis Carcelaria: Descuartizador fue desmembrado en cárcel de Cuenca

Fidel Palomino, alias Fito, cumplía una pena de 25 años por los asesinatos de un adolescente un joven, suscitados a finales de 2011, en Guayaquil.

Su vida acabó de la misma forma en que terminaron sus víctimas: en pedazos. Fidel Andrés Palomino Alaus fue asesinado y descuartizado el martes 23 de febrero durante la masacre suscitada en las cárceles ecuatorianas. Él, específicamente, estaba en el reclusorio de la parroquia Turi, de Cuenca, en Azuay.

Fito, como era conocido, cumplía una pena de 25 años por los asesinatos de un adolescente y de Ángel José Estrella Gutiérrez, de 20 años, ocurridos en noviembre de 2011 en la cooperativa Guerreros del Fortín, del noroeste de Guayaquil.

En esa época, los restos de las víctimas fueron esparcidos en sacos de basura, en diferentes esquinas alrededor de lo que hoy es el plan habitacional Socio Vivienda 1. Actualmente, esa zona cuenta con una población elevada, pero cuando sucedieron los crímenes el sector todavía estaba en construcción.

Lo que más alarmó en ese entonces fue lo que vino después de la detención de Palomino Alaus y sus seis compinches, identificados como José Humberto Vera Sánchez, Eduardo Javier Salas Pazmiño, Félix Jhonny Rosales Nazareno, Eduardo Enrique Rodríguez Aguayo, Carlos Eusebio Caicedo Morales y Johnny Moisés Alvarado Holguín.

Ellos se autodenominaron Los Uñas Negras, una secta satánica que había empezado una tarea de ‘limpieza’ de gente mala en la zona. Además, aceptaron haber cometido los crímenes, sin ningún arrepentimiento, a pesar de que sus víctimas no registraban ningún antecedente que las relacionara con un pasado turbio.

En sus versiones, ellos revelaron ser adoradores de Satanás y que a él elevaban rituales por medio de los asesinatos y que los cuerpos descuartizados eran parte de los mismos. A inicios de 2012, en los altos de un cerro, despoblado en esa fecha, esta agrupación tenía su ‘templo’: una casa de caña sin divisiones, donde practicaban sus actos.

“Somos una organización que adora a Satanás. No hacemos el mal a las personas buenas, sino a las personas que hacen el daño”, manifestó Fito durante la audiencia en la que fue condenado a 25 años.

Por ser el líder de la agrupación y por su peligrosidad, él cumplía su sentencia en la cárcel de Turi, donde fue asesinado.

En este lugar los criminales ejecutaban sus ritos, en lo alto de un cerro del noroeste porteño.FREDDY RODRIGUEZ (Archivo)

No salió

Además del delito de asesinato, él pagaba por una investigación de asociación ilícita. Sin embargo, ya había cumplido la pena impuesta por esa infracción.

De ahí, valiéndose del beneficio de prelibertad del Código Penal anterior, que permite a un reo acceder a un plan de prelibertad tras cumplir el 40 % de su pena, Fito buscaba salir, pues había evitado involucrarse en nuevos hechos delictivos en la cárcel.

Palomino estaba a un año de aplicar a esa solicitud, que le daría la posibilidad de terminar su castigo en las calles, pero la muerte se le adelantó para llevarlo ante el ser en quien creía y al que adoraba: ‘don Sata’.

‘Pasearon’ una cabeza en un balde

En las versiones de Los Uñas Negras se conoció que, antes de sus rituales, ellos practicaban ayunos y vigilias.

También confirmaron haber ‘paseado’ con la cabeza de una de sus víctimas metida en un balde por las calles de su barriada, para mostrar de lo que eran capaces.

Ese cráneo habría pertenecido a Ángel Estrella, quien era más conocido como Papelito, pues nunca fue encontrado.

Los agentes de la Brigada de Homicidios tuvieron sospechas de que había sido enterrado en el patio de uno de los miembros de la secta, pero no lo encontraron, a pesar de haber utilizado maquinaria pesada y palas mecánicas.

¿Dónde quedó esa cabeza? Es un secreto que Fito se llevó a la tumba.